Jueves, 24 de Noviembre de 2011
Que no sea show
Resulta insólito que en Colombia, un país alineado con los ocho Objetivos del Milenio (ODM) de Naciones Unidas y que promueve el programa De Cero a Siempre para la atención a la primera infancia, se estén cerrando los servicios pediátricos en hospitales por física falta de recursos, además de la indolencia de todos y cada uno de nosotros.
El cuarto ODM busca reducir en dos terceras partes la mortalidad de niños menores de 5 años antes de 2015 y entre los indicadores para que los países midan su gestión al respecto se encuentran por supuesto la atención médica primaria, además de planes de vacunación y lucha contra la malnutrición. Como es sabido, alrededor del mundo las causas principales de mortalidad infantil están relacionadas con fallas severas en la alimentación, en servicios básicos como agua y sanidad, y ojo: ¡falta de acceso a servicios primarios de salud!
Como si no bastara nacer en hogares en los cuales 50% de los niños son indeseados y por ende criados en su gran mayoría en ambientes hostiles y violentos, ahora miles de ellos ni siquiera tienen garantizada una cama en un hospital, un analgésico para aliviar el dolor, un yeso para un hueso roto, y mucho menos una cara amable de un profesional de la salud que les asegure que todo va a estar bien.
Desde febrero, cuando el presidente Santos lanzó con bombos y platillos el programa De Cero a Siempre para la atención integral a la primera infancia, se vislumbró una luz de esperanza para esta franja de la población colombiana que había sido pasada por alto y que, aun habiendo un Instituto supuestamente dedicado a su bienestar, estaba virtualmente desatendida.
Al definir este sector como prioritario para el desarrollo del país, el Presidente anunció una inversión de 5,6 billones de pesos en la atención de 1.2 millones de niños entre 0 y 5 años. En su discurso invitó a “cada gobernante, cada maestra, cada padre o madre de familia, cada profesional de la salud” para asumir la responsabilidad compartida en el compromiso con la primera infancia.
Personalmente he fincado grandes esperanzas en el programa gubernamental porque la primera infancia ha sido siempre de mi mayor interés. Por eso no quisiera pensar que pudiese haber algo de show detrás de todas esas lindas palabras y de la adhesión a los ODM. Esperaría yo que el Gobierno de verdad asuma el compromiso de atención integral y mueva cielo y tierra para que todos los servicios pediátricos cerrados asuman de nuevo sus funciones.