CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Enero de 2012

Marcha atrás en tolerancia a la marihuana

 

 

Las personas llamadas “libertarias” que incluyen en su ideología la visión de que el “prohibicionismo” en el consumo de drogas constituye una política que en vez de avanzar en la solución del problema lo incrementa, deben estar asombrados por lo que al respecto está ocurriendo en Holanda.

En efecto, la “tolerante” Holanda ha sido siempre un punto de referencia para los que propugnan por la legalización del cannabis. La posibilidad de consumir libremente marihuana de buena calidad en los coffeeshops demostraría que no hay nada que temer de la venta de esta droga y que la legalización se ha limitado a “normalizar” lo que ha sido una realidad del día a día en la calle. Si lo anterior fuera cierto, lo lógico sería que la tolerancia hacia la venta de marihuana fuera allí cada vez más amplia. Pero resulta que, con una norma que entró en vigencia el 1 de enero de 2012, Holanda está dando marcha atrás frente al fenómeno de loscoffeeshops.

De acuerdo con la nueva norma, no se podrá vender cannabis que contenga más de 11% del principio activo THC (tetrahidrocannabiol). Hay que tener en mente que en la medida en que es más alta la proporción de THC, más se potencian los efectos nocivos de la marihuana sobre el cerebro. Así, a partir de ahora, el cannabis fuerte será considerado como droga dura y retirado de las coffeeshops.

Tampoco podrá venderse droga a cualquiera que llegue a estos establecimientos. Para entrar habrá que hacerse miembro del club, y estos no podrán tener más de 2.000 socios fijos. Y todos deberán ser holandeses o tener permiso de residencia en el país. De esta manera se acabó el “narcoturismo” del cannabis, que tenía hartos a tantos holandeses. Los alcaldes de las ciudades fronterizas con Bélgica y Alemania quieren otro tipo de turista.

Las autoridades también quieren alejar cada vez más la marihuana de los escolares, por esto la nueva norma establece que loscoffeeshops no podrán estar a menos de 350 metros de un colegio.

El ejemplo holandés se aduce muchas veces como un sistema eficaz para evitar la criminalidad asociada al narcotráfico. Pero los holandeses no parecen tan convencidos. Según la declaración de los Ministerios de Sanidad y Justicia, “esta ley pondrá fin a las molestias y a la criminalidad asociadas con los coffeeshops y el tráfico de drogas”.

También se quiere cortar la exportación de marihuana cultivada en Holanda, que alimenta este tráfico clandestino. No hay que olvidar que la ley holandesa permite el consumo de marihuana (no más de 5 gramos por persona), pero castiga el cultivo en una de esas incoherencias típicas aún sin resolver.

Ahora que Holanda está de vuelta convendría que aquellos formadores de opinión colombianos que propugnan por la despenalización del consumo de la marihuana (lógico paso previo a su legalización) se dieran una vuelta por Ámsterdam para enterarse de por qué los holandeses están dando marcha atrás.