CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Agosto de 2014

Aminorar riesgos de ruptura

 

En el momento de escribir estas líneas estáviajando a Cuba la primera delegación de 12 víctimas de diferentes actores del conflicto, para iniciar la discusión del quinto punto de la agenda.

Se inicia asíun período crucial para el cierre del conflicto armado con las Farc. Al observar lo que ha acontecido en la mesa de La Habana se puede afirmar que las actitudes de los equipos negociadores del Gobierno y las Farc (exceptuando algunas estridentes declaraciones públicas de éstas fuera de la mesa), han contribuido para que el riesgo de ruptura se haya mantenido en un nivel medio-bajo. Esas actitudes no se han dado solo por la buena voluntad de los negociadores, sino que se han facilitado porque en el trasfondo de ellas ha gravitado el hecho de que lo acordado ha sido con la mirada puesta en un futuro por construir, en lo cual no ha sido muy difícil confluir. En lo que síva a haber serias dificultades para converger es en lo que viene. Es decir, en el enjuiciamiento de un pasado sobre el cual esas víctimas, y, en general, los colombianos reclaman la verdad con las respectivas responsabilidades.

La primera dificultad gruesa provendráde algo que no es tan evidente pero que yace subyacente con la potencialidad de, por lo menos, bloquear las conversaciones. Se trata de dos visiones ideológicas que van a chocar en el momento de afrontar responsabilidades con las víctimas: el Gobierno, por la impronta del individualismo liberal, querráprivilegiar las responsabilidades personales mientras que las Farc, por la visión del colectivismo socialista, querráprivilegiar las responsabilidades “del colectivo”. Quizás por lo anterior se lee en el comunicado conjunto del 7 de junio pasado:   “…Cualquier discusión de este punto debe partir del reconocimiento de responsabilidad frente a las víctimas del conflicto. No vamos a intercambiar impunidades. Dejando asíel interrogante de si esa responsabilidad iba a ser prioritariamente organizacional (o institucional) o personal. En fin, “en el camino se arreglan las cargas”habrán pensado los firmantes. ¿Se arreglarán? Para que asísea, antes de continuar escuchando delegaciones de víctimas, convendría que la mesa acordara un punto de equilibrio que abarque los dos niveles de responsabilidad. De esta manera sería consecuente con la búsqueda de la verdad, pues esta es como un espejo roto del cual todos tenemos algún fragmento.

Lo cierto es que se avecinan momentos de tensión que sumados a “la negociación en medio del conflicto”señalan un semáforo en amarillo. Asípues, si se quieren aminorar los riesgos de ruptura convendría  no solo acordar lo sugerido sobre las responsabilidades, sino también ir ambientando un cese el fuego mediante el desescalamiento bilateral de las acciones violentas. Por ejemplo ¿quépodría ofrecer a cambio el Gobierno si las Farc se comprometieran con suspender todo tipo de acción violenta en las poblaciones?