Carlos Alfonso Velásquez | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Marzo de 2015

Corroborando el sentido común

 

A  juzgar por varios artículos publicados criticando ácidamente el fallo de la Corte Constitucional sobre adopción por parejas homosexuales, se tendría que decir que la “opinión pública” quedó inconforme. Pero más que “opinión pública” se trata de “opinión publicada”, la misma que va por un cauce diferente al sentido común.

Sentido común que corrobora la ciencia. En reciente artículo para el Journal of Education, Society & Behavioural Science, el sociólogo Paul Sullins divulga una investigación concluyendo que “los problemas emocionales tienen dos veces más prevalencia en los hijos de padres del mismo sexo que en los que tienen padres de sexos opuestos”.

A los críticos les queda imposible ignorar este estudio pues se basa en más datos que cualquier investigación previa. Toma 512 chicos con padres del mismo sexo - sacados del US National Health Interview Survey- y los compara con los hijos de padres biológicos de la misma muestra desde doce índices de problemas emocionales que incluyen mal comportamiento, preocupación, depresión, una pobre relación con sus coetáneos e incapacidad para concentrarse. Examinadas las cifras, Sullins encontró que los padres de sexo opuesto proporcionaban un mejor ambiente a sus hijos: “La paternidad biológica marca de modo único y poderoso la diferencia entre los resultados de los chicos con padres de sexo opuesto y aquellos de familias homoparentales”.

Ahora bien, la cifra de 512 chicos hace que el estudio sea relevante pues hasta hace poco casi todos los estudios sobre la paternidad del mismo sexo se basaban en muestras pequeñas. En una revisión de 49 de estas investigaciones, un experto encontró que el tamaño medio de la muestra era de solo 39 hijos. Solo cuatro de estos estudios se habían hecho con muestras tomadas aleatoriamente; en los otros la selección se había hecho conectando con grupos LGTB. Lo cual constituye un quebradero de cabeza para los investigadores  pues el número de hijos criados por parejas del mismo sexo es tan pequeño -el 0,005 por ciento de las familias estadounidenses con hijos-, que dar con ellas en una muestra al azar es como encontrar una aguja en un pajar.

Simpatizantes de la paternidad homoparental atribuyen el menor bienestar emocional de los hijos a la estigmatización arguyendo que si sus compañeros fueran menos “homófobos”, las cosas serían diferentes. Pero Sullins demostró que los hijos de parejas del mismo sexo corren mayor riesgo de padecer Desorden de Hiperactividad y Déficit de Atención (DHDA). Y si tenían DHDA, eran siete veces más propensos a sufrir estigmatización debido a que sus habilidades para las relaciones interpersonales estaban deterioradas. Es decir, que los chicos de hogares homoparentales eran más acosados por carecer de habilidades interpersonales que por haber sido criados por parejas del mismo sexo.