CARLOS MARTINEZ SIMAHAN | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Diciembre de 2011

 

¿China… desacelera?

 

La serie de acuerdos comerciales firmados la semana pasada con Japón, su gran antagonista histórico, indican que el modelo chino es un ejemplo de cómo realizar una apertura de comercio exterior y lograr que el capital internacional se vincule a través de la inversión directa, con transmisión de tecnología en un esquema típico de gana-gana. Resumamos sus éxitos: la economía ha crecido a una tasa superior al 9% anual, se creó un sector no- público que aporta más del 65% del producto y el ingreso per cápita alcanza hoy los US$ 4.000. Al mismo tiempo, disminuye la pobreza absoluta desde un 80% hasta un 30%. Como si lo anterior fuera poco, China se convirtió en el principal protagonista del mercado mundial, tanto por su competitividad exportadora como por las magnitudes de su demanda por bienes y servicios, especialmente de naturaleza primaria, para alimentar las necesidades de la población y su aparato industrial.

A pesar de todo ello, los dirigentes chinos, con fingida modestia, afirman que son todavía un país en desarrollo, ya que sus éxitos deben dividirse por 1.300 millones de habitantes y sus fracasos, multiplicarlos por la misma cifra. No es menor el reto que les significa la llegada de 12 millones de personas a las zonas urbanas cada año. El crecimiento de las ciudades hacia arriba, la ampliación de servicios, la construcción de escuelas, de hospitales, de sitios recreacionales avanzan a ritmo endemoniado.

El problema principal que enfrentan es la desigualdad, tanto humana como regional a causa del desarrollo económico acelerado. Por eso, el último plan quinquenal lo han centrado, por vez primera, en el ser humano y se disponen a invertir los mayores recursos en las regiones rezagadas. Frenar los desequilibrios es el objetivo fundamental, angustiados por la exigencia ideológica del igualitarismo, razón de ser del comunismo.

La decisión manifiesta es desacelerar el crecimiento, pasar del 9% al 7%. ¿Decisión o acomodamiento a la realidad? De todas maneras es mala noticia para la maltrecha economía mundial, pues haría inatajable la recesión. La crisis del euro y la debilidad del dólar no resistirían una menor demanda de China.

Finalmente, las nuevas generaciones creen que se avanza en la democratización del régimen y dan como señal positiva el periodo presidencial de 5 años, reelegible una sola vez.

P.S.A todos feliz 2012. Que la esperanza en el progreso de Colombia nos conduzca a la paz.