Celibato | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Septiembre de 2018

Templos desocupados, seminarios vacíos y presbíteros renegando de su oficio, configuran un panorama desolador de la Iglesia Católica que invita a la reflexión.


Por eso, la renuncia del Padre Alberto José Linero Gómez, sucedida días atrás, podría llevarnos a pensar en algo relacionado con esta situación, más que en un "motivo meramente personal".


Consideramos entonces, salvo mejor criterio, que la escasez de seminaristas y el replanteamiento de la vocación por parte de presbíteros en ejercicio como él, corresponde a una crisis eclesial que también involucra a la feligresía.


Una cosa es Linero y su misión pastoral, como asesor espiritual, y el alcance que quiso imprimirle a su ejercicio sacerdotal; condición que supo complementar como comunicador, currambero, entretenido y gracioso, tanto que hasta para reemplazar a Jota Mario lo hubiésemos sugerido.


Y otra muy diferente oírle decir: "Me mamé de la soledad"/; Voy a vivir la vida de otra manera"/, expresiones utilizadas para justificar su dimisión; lo cual por obvias razones hizo que se activaran las redes y los medios de comunicación, porque la gente se sintió con derecho a expresar sus puntos de vista y tomar partido, particularmente en el seno de las familias colombianas, que lo escuchaban y le creían.


Frases difíciles de comprender, a la luz del inmenso rating de sintonía y de admiración de millones de creyentes que por su condición de guía espiritual le escuchaban con atención y mucho respeto, y para quienes la soledad por su ausencia seguramente va a ser mayor a la suya debido el vacío que les deja.


Cabe anotar, que quien se resuelve a hacer vida pública, adquiere obligaciones con su público antes que consigo mismo. Obvio que no todos nuestros lectores  podrán interpretarlo de esa manera, pero siendo respetuosos con su forma de pensar, consideremos que si bien la disciplina, el sacrificio y las privaciones que el sacerdocio exige no son fáciles, la solución tampoco está en acomodar la iglesia al gusto de cada quién.


Por lo menos, debe abonársele al Padre Linero que planteó su problema abierta y espontáneamente. Circunstancia muy distinta a los casos de pederastia que actualmente se debaten y que incluso comprometen a altos jerarcas; o a lo sucedido siglos atrás en la era de la inquisición, o en el tiempo de los Papas corruptos y asesinos o sexualmente activos durante el pontificado, e inclusive de un sinnúmero de curas hoy día hasta con hijos.


Crisis vividas por el catolicismo a lo largo de su historia y que han logrado superarse a pesar de sus implicaciones, gracias a la perseverancia de quienes creen, profesan su fe y aplican fielmente las enseñanzas del evangelio y el mensaje de Cristo en la tierra.


Siendo así, la renuncia de Linero se da lamentablemente en un momento en el que más se  necesita de su predicación y su buen ejemplo.
Sin embargo, también hay que entender que  muchos otros sacerdotes como él, han renunciado para casarse, debiéndose de hablar entonces, del celibato y su injerencia en situaciones como está.