El título se escribe “Xavismo”, y no hace referencia al movimiento caudillista que arruinó al país con más reservas petroleras. Igual, hay coincidencias.
Chávez rechazaba el dinero fiduciario, y su capitalismo de casino, porque representaba un Acto de Fe. Prefería contar con el respaldo de algo terrenal, como el patrón oro petrolero. Adepto de la planificación centralizada y la intervención central, defendía los controles de precios y denostaba al libre mercado.
Cambio de frente; Barcelona sufrió la dictadura española y apenas prosperó tras la modernización para los Olímpicos del Flechazo, en 1992. Antes le expropiaron fichajes, como Di Stéfano para el Real Madrid, que reinó hasta que construyeron una cantera denominada La Masía, y adoptaron al “Messi-as”.
Durante una era dorada, que habría merecido disputar Cruyff -padre del fútbol moderno-, se convirtió en potencia y sometió al club que introdujo el neoliberalismo, transando “galácticos” tipo Cristiano. Messi fue su Libertador, en compañía de otros héroes locales, como “Xavi”, quien ahora dirige aquel equipo que corrompió su gestión: las estrellas envejecieron, el derroche de cartera fracasó y parece que jugaran con las finanzas, inventando “Criptos” para maquillar las deudas e imprimir euros.
No supieron administrar las ‘vacas gordas’. Enemigos íntimos, su anterior Presidente contrató empresas para desprestigiar a las ‘vacas sagradas’; también atornilló ciertas fichas al poder y, después de la crisis pandémica, realizó incrementos salariales que serían denunciados por "delito de administración desleal".
Igual, su sucesor defraudó tras prometer cambios. Empezó agrandando la burocracia y sacando por la puerta trasera a su ícono moderno; además, incentivó la fuga de talento bloqueando la progresividad en su Academia. Impune, también ha violado normas laborales, acosando empleados para lograr rebajas salariales y amenazando para que renuncien.
Reelecto, en su pasada presidencia inauguró la publicidad en los emblemas, con el atenuante de que se trataba de Unicef; la más reciente imagen fue Qatar, donde hospedarán el Mundial de Fútbol, aunque esos petrodólares corrompen y violan derechos humanos. A propósito, Real Madrid ha albergado como patrocinadores a las casas de apuestas, promoviendo la ludopatía. Las principales marcas en los torneos internacionales más importantes pertenecen a las bebidas alcohólicas y las comidas chatarra.
Fitch terminará descalificando al Barcelona como Bono Basura, aunque “triangule palancas ejecutando remates”. Nadie necesita VAR para entender que los jugadores están fuera de lugar; tal como los políticos, carecen de juego limpio y su estilo de vida es tan elitista como “parasitista”.
Nuevos ricos, tal como los unicornios fintech, sus salarios son absurdos, aberrantes e insostenibles. Igual que el planeta, Barcelona tuvo que empeñar su futuro para mantener el presente, cediendo fachadas institucionales como Transmilenio; quizás convenga vender los espacios de nuestra bandera, Casa de Nariño y Plaza de Bolívar.
De momento, Petro incluyó anuncios de todos los partidos del establecimiento, y prometió inversiones inviables, debido al déficit y la deuda, como ocurrió en Barcelona, donde contrataron usando cheques en blanco que no tenían fondos.