Con sabiduría profunda y gran realismo expresó Herodoto una lapidaria sentencia sobre la guerra la que, a pesar de ser muy repetida, en la práctica poco se acata y respeta. “En la guerra los padres entierran a sus padres”. La última guerra mundial significó más de 60 millones de muertos, fuera de la bárbara destrucción de multitud de pueblos y capitales.
Si Aristóteles comentó que el hombre es un animal político, la amarga experiencia humana autoriza para sostener que el hombre es un animal guerrero. El hombre y los pueblos han luchado desde siempre. Los conflictos surgen por razones y sinrazones de sangre, de territorio, de expoliación económica, la cultura, la religión, etc. Lo indiscutible es que la guerra ha sido una constante histórica, desde las épocas más primitivas de los grupos humanos. Ella ha marcado la vida de los hombres desde las hordas a los imperios.
Para algunos politólogos la “humanidad ha vivido en continua guerra, con algunos instantes de paz”. Rodrigo Borja, expresidente del Ecuador, en su libro “Enciclopedia política, cita al prestigioso Clausewitz, quien sostuvo la tesis de que “la guerra es la continuación de la política mediante las armas”.
Dos grandes tratadistas de derecho internacional, Francisco Suárez y Francisco Victoria, defensores de la paz, rechazan la solución de los conflictos acudiendo a las armas. Solo la justifican en casos excepcionales, en que se configura la clásica “legítima defensa”. Esta doctrina no autoriza a matar. Simplemente sostiene: “No te dejarás matar”. Claro que en torno a la llamada “guerra justa” se han escrito montañas de artículos. Les dan mil dominaciones. Rechazo a la agresión militar, guerra santa, guerras contra la humanidad.
En el caso de Rusia y Ucrania es casi total el anhelo de que las diferencias se resuelven pacíficamente. Es trascendental y determinante en esta confrontación, la actitud de China, una de las naciones más poderosas y temidas del Universo, por su inabarcable capacidad bélica y su asombrosa influencia en todos los órdenes en el universo.
El embajador de China en Colombia, autorizado politólogo Dr. Lan Hu, ha dado argumentos aplastantes en el sentido de poner fin al conflicto civilizadamente. Es muy diciente el gesto de apoyo humanitario a Ucrania, por voluntad del presidente chino Xi Jinping. Explica categóricamente el jefe de misión de China en Colombia lo que sigue: “El Tiempo VII-2020 pág. 1-20: trabajamos activamente por la paz… Conversamos con la Unión europea en este sentido… El presidente Xi Jinping ha dado 6 ejes para llegar a un posible acuerdo “Foro Boao IV-2020. Seguridad Común Integral, cooperación integral… Respeto por la soberanía… No a la política de bloques… La seguridad es indivisible… No más leña al fuego…”
Como se observa claramente China actúa, según el Dr. Lan Hu con beligerancia, autoridad y decisión a favor de una terminación civilizada del conflicto.