Comienzo bajo mi convicción personal que el presidente Duque es un buen ser humano. Lo conozco, aprecio y respeto. Hombre sano, transparente, lleno de buenas intenciones y bien formado. Gobernar es un arte y para ello se requiere de algunos ingredientes que hacen al gobernante: primero la certeza que su gestión obedece a los verdaderos requerimientos del país, que el bienestar de los ciudadanos es su primera responsabilidad. Segunda, la toma de decisiones firmes y oportunas y otras más a las que no me referiré.
En la primera Colombia no apunta bien, pues los verdaderos índices de pobreza no se perciben con base a las frías mediciones del Dane, se reconocen en la vida de la población, en los hogares, en las calles, en el consumo. Colombia es un pueblo pobre en un país rico, con enormes necesidades de sustento y trabajo, existe mucha desigualdad.
El índice de desempleo en la formalidad ha subido, mientras que el subempleo en la informalidad ha aumentado exponencialmente, es solo observarlo en las aceras de todas las ciudades, el trabajo callejero es una alternativa obligada en un país lleno de leyes y trabas para el empresario formal, lo cual obliga a mucha gente a trabajar en las calles.
Uno de los mayores males en el país es la burocracia, la norma, las hay para todo sin importar el sentido practico de las cosas, la tramitología y el altísimo costo impositivo que asfixia al comerciante y empresario, lo cual produce unas descomunales tasas de desempleo formal. En esto el presidente Duque, consciente de buscar soluciones, impulsa su propuesta de la economía naranja, la misma que es prometedora pero poco comprensible al común de la gente. No se sabe que significa, ni donde se apoyan para recibir instrucción, que beneficios trae a quien quiera emprender algún negocio.
De otra parte su gabinete ministerial no ha sido bien asimilado por la gente, personas quizas muy técnicas, pero con poca conexión ciudadana. Ministros como en la sombra. Hice el ejercicio de preguntar el nombre de algunos ministros, sus alcances y sorprendentemente casi el 99% no tenían idea de quienes eran. Los únicos que se destacan son el canciller quien es un excelente ministro, la ministra del interior, el controvertido de defensa y el de hacienda ambos con mal recibo.
En cuanto a toma de decisiones, en política internacional Duque es bien recibido, aunque su imagen en los Estados Unidos es más bien baja, por la falta de temple y posición en algunos temas de agenda internacional. Ha sido claro y firme en el caso Venezuela pero poco efectivo. En la defensa de la vida, no al aborto y en la posición sobre la teoría de género, si bien es cierto que no comparte ninguna de las anteriores, ha sido más bien laxo o indiferente.
Se percibe flojo en la solución de los paros, condescendiente con las exigencias, no ha podido manejar la agenda política en el congreso, proyectos como la reforma a la justicia, la reforma política, las objeciones a la JEP, la abolición de la casa por cárcel a los corruptos y otros mas, aun con el congreso a su favor no los ha podido sacar.
Pero aun así, tenemos un buen Presidente que todavía le quedan tres años más de gobierno.