“A construir el país de la no violencia”
"Mi mayor deseo es gobernar con todo y para todos los colombianos, pensando en las cosas que necesita el país para salir adelante”, fueron las palabras del presidente electo, Iván Duque Márquez, la semana anterior durante su primera reunión de empalme con el actual mandatario Juan Manuel Santos.
Entrevista cordial y respetuosa, dice la prensa, "seguida de un recorrido juntos por los pasillos de la Casa de Nariño", lugar al que lograron llegar los dos entre otras cosas por su preparación académica, pero principalmente por las oportunidades que la vida les ha proporcionado y el escenario político que supieron aprovechar.
Dos candidatos provenientes del uribismo, ocho años el primero y ahora cuatro el segundo, ocupan el Solio de Bolívar.
O mejor, realmente tres, incluido Álvaro Uribe ocho años también, para un total de 20 desde una misma plataforma electoral; pues Santos, así haya optado por su propio estilo de gobierno, no puede olvidarse que fue allí donde se originó su candidatura.
Lo mismo que Iván Duque, cuando hace cuatro años apenas se estrenaba como parlamentario de una lista cerrada del Centro Democrático.
Hechos que ponen de manifiesto lo que realmente han querido las mayorías, y que lleva a pensar cuál sería entonces el rol que le corresponde desempeñar al resto de ciudadanos, o sea, los que no votaron o lo hicieron por otros candidatos, a fin de estudiar la forma de facilitar la convergencia y unir esfuerzos en torno al bienestar general.
Entendamos que éste es un gobierno de transición hacia una época donde los jóvenes nacidos a finales del siglo pasado y a comienzos de éste, están llamados a jugar un papel determinante.
Realidad insoslayable que el Presidente electo igualmente debe interpretar como su principal reto, comenzando por aceptar que tanto él como los demás jóvenes de hoy día representan el relevo generacional, teniendo que ganarse primero sus simpatías y su confianza.
Con mayor razón, porque cada año aumentan como electores a medida que van llegando a sus 18 años de edad.
Entonces, los menores de 14 años que equivalen al 24,57% de la población nacional, son nada menos que 5'940.903 niños y 5'659.594 niñas, que comenzaran a votar en el 2022.
O los de entre 15 y 24 años, que equivalen al 17,54% de la población, 4'216.437 hombres y 4'066.079 mujeres; e igualmente, el 41.82% de los 25 a 54 años, hombres 9.788.057 y 9.958.982, mujeres quienes supuestamente ya sufragaron en esta ocasión.
Para no hablar del 8,9% de más edad y que se ubican en el rango de 55 a 64 años; 1'973.215 hombres y 2'230.609 mujeres; o de los adultos que superan los 65 años y que apenas representamos el 7,17%; o sea, 1'.412.209 hombres y 1'974.771 mujeres, algunos ya casi de salida. (Fuente: CIA World Facebook).
Pirámide sobre la cual ha de reconstruirse el país de la no violencia, prioritariamente con educación, escuelas y escenarios deportivos para los más jóvenes; empleo y vivienda para los de edad laboral, y programas de salud para los adultos mayores.
Como lo anotábamos en un escrito anterior, buscando "(...) la seguridad del ciudadano, quien no está dispuesto a perder lo que posee, y la oportunidad de resolver sus insatisfacciones y expectativas (...)"; pero por sobre todo, y como objetivo común, una paz firme, duradera y sostenible, donde se superen las diferencias y se pueda gobernar realmente "con todo y para todos los colombianos".