Las malquerencias van destapándose. Hace algunas semanas corrió el rumor de que el gobierno Petro se disponía a acabar con el sistema de concesiones, es decir, que toda la infraestructura que se emprendiera en Colombia se haría solo con fondos públicos sin el concurso del capital privado.
Después, a regañadientes, el presidente Petro desde la tribuna del congreso anual de la infraestructura dijo que ese rumor era infundado: que el gobierno seguiría respetando los esquemas de las concesiones, o sea, que mediante contratos de APP (asociaciones públicas privadas) continuaría adelantando emprendimientos de infraestructura.
La semana pasada, sin embargo, parece que se arrepintió, y nuevamente descalificó el modelo de las concesiones con un trino envenenado en el que con razones- todas infundadas- puso una nueva lápida sobre el futuro de las concesiones. E hizo un elogio tardío del contrato de obra pública como sistema único para poner al día la infraestructura colombiana.
Hace algunos meses ya había descalificado la construcción de vías modernas con el argumento populachero de que por ahí solo circulaban los riquitos esclavistas y que la gente pobre de Colombia no las utilizaba.
La ejecución de la infraestructura a través solo del contrato de obra pública hace parte del repertorio estatizante y estéril que siempre está presente en el discurso del gobierno Petro.
Estudios recientes (el último de ellos de Fedesarrollo) demuestran que con solo los recursos del presupuesto nacional hubiera sido absolutamente imposible realizar las inversiones en infraestructura que ha emprendido el país en las últimas décadas.
En este estudio se habla, por ejemplo, que en solo infraestructura vial se han invertido más de $ 100 billones en los últimos años. Lo que hubiera sido absolutamente impensable si solo se hubiera contado con los famélicos recursos del presupuesto nacional.
Otro golpe serio a la credibilidad de las concesiones lo propinó el gobierno Petro cuando intempestivamente -y naturalmente sin estudios ni cuantificaciones- congeló los peajes en el 2023. Ese chiste le costará cerca de un billón de pesos al fisco, y nos enfrenta a una doble alza de los peajes durante 2024 para compensar la precipitación populista que se cometió en 2023.
El doctor Juan Martín Caicedo ha recordado que las grandes vías que han fracasado en últimos tiempos, a saber: la vía Medellín- Quibdó, Popayán-Pasto, Duitama - Pamplona, Saravena - Pamplona, así como varios de los tramos que han fracasado en la carretera Bogotá -Villavicencio, han sido emprendidas todos por Invías, mediante el esquema del contrato de obra pública, Prescindiendo del concurso del capital privado mediante los contratos de concesión.
De la misma manera que en salud, el trabajo armónico entre el estado y el sector privado no puede demonizarse. El gobierno Petro lo viene haciendo todos los días y de manera cada vez más arrogante. Así se reúna con ciertos cacaos en Cartagena a tomar Kola Román.
Nuestra Constitución dice que uno de los métodos admitidos y legítimos para gestionar diversos sectores de la economía como la infraestructura, la salud o los servicios públicos es el sistema mixto. En el que el Estado se reserva el control y la vigilancia para que no haya abusos ni cartelizaciones, pero donde el aporte de capital y los riesgos se reparten entre el sector público y el privado. Cuando se cierran las puertas de la economía mixta se abren las del fracaso.