La pandemia del Covid-19, ha dejado en evidencia nuestra nueva realidad, la era digital se ha impuesto en nuestras vidas. Digitalizarse, se ha convertido en una necesidad adaptativa, fundamental para sobrevivir a los cambios del entorno. La conectividad ha dejado de ser un lujo a convertirse en una necesidad. No en vano, el Gobierno Nacional ha declarado a las telecomunicaciones como servicio público esencial, reconociendo la transversalidad de las comunicaciones en todos los aspectos de nuestra vida individual y colectiva. Esta difícil situación que hoy padecemos, podrá ir siendo superada, de manera más eficiente y menos dolorosa, en la medida en que utilicemos de forma inteligente las nuevas tecnologías. Gracias a la conectividad, podemos aguantar con menor dificultad la cuarentena, gracias a la conectividad podemos llevarle ayudas del Estado a los más vulnerables, gracias a la conectividad podemos identificar y controlar los contagios.
Sobrevivirán a la pandemia aquellos que pueden producir desde casa, consumir desde casa, estudiar y trabajar desde casa; sobrevivirán a la pandemia, las empresas que puedan adaptarse a esta nueva realidad, las que puedan mantener a sus empleados en teletrabajo, las que puedan vender sus productos y servicios a través de internet; sufrirán menos muertes, menor impacto a su economía, los países que puedan detener de manera más efectiva la propagación del virus, gracias a los datos y al manejo de la información, los que puedan hacerle trazabilidad a los infectados y los que puedan reactivar más rápido su aparato productivo; podrán ser más solidarios y garantizar las ayudas a los más vulnerables, los países que puedan identificar y comunicarse con esos ciudadanos y hacerles llegar ayudas de manera ágil y efectiva.
Por eso, resulta increíble oír voces que reclaman detener el desarrollo, que piden abandonar los avances tecnológicos, que piden desglobalizar el mundo, reducir los intercambios, sustituir la iniciativa privada por el asistencialismo estatal. Nada ha salvado más vidas, ha garantizado mayor bienestar y prosperidad en la historia de la humanidad, que los avances sociales y económicos producto de la economía de libre mercado y la democracia liberal. La tecnología y la conectividad son avances al servicio de la humanidad y abandonarlos no parece ser una buena idea.
En esa línea, ha empezado a tomar fuerza una absurda campaña contra la tecnología 5G, responsabilizándola -sin ningún sustento ni evidencia-, de ser causante de la propagación o el contagio del coronavirus. Ha llevado a fanáticos, en países como Inglaterra, manipulados o malintencionados, a atentar contra la infraestructura 5G e impedir su despliegue. A pesar de que la comunidad científica ha desmentido tales aseveraciones, las noticias falsas se propagan más rápido que el propio virus y, desafortunadamente, no existe vacuna contra la estupidez.
Ojalá tuviéramos más tecnología y más conectividad, ojalá tuviéramos 5G, que nos permitiría salvar miles de vidas y reactivar más rápido la economía mundial. Ojalá estas noticias falsas no se sigan propagando y ojalá entendamos mejor el valor de la conectividad para mejorar la calidad de vida de la humanidad. Es precisamente gracias a internet, a los datos y a la información que nos proporciona, que hoy podemos tomar mejores decisiones, que salvan vidas e impiden una parálisis total de nuestra economía.
@SamuelHoyosM