Los ambientalistas polucionadores, los machistas feministas, los puritanos libertinos, los ateos camanduleros y los abstemios borrachos tienen nueva compañía: los conservadores izquierdistas.
En la era de los universos paralelos se puede ser dos cosas opuestas a la vez, sin atisbo de vergüenza o remordimiento. Los conservadores pueden pasarse a la filosofía de los revolucionarios como quien cambia de camisa.
Ahora les parece bien ayudar a los colectivistas a someter la libertad, la voluntad individual, la escogencia privada y los emprendimientos al igualitarismo estatista. Menciono algunas cosas que deben recordar.
Recuerden: para que unas personas tengan ingresos fijos y garantizados por el Estado (beneficiarios de subsidios o sueldos de empleados públicos o congresistas), otras deben producir utilidades, tomar riesgos, competir, vender y exponerse a pérdidas y quiebras. El gobierno Petro piensa solo en redistribuir lo que otros producen, ahogar las empresas a punta de impuestos y llevarse las ganancias, sin percatarse de la evidente contradicción.
Recuerden: todos los trabajos merecen respeto pues son dignos y esenciales en la sociedad, desde ordeñar una vaca, manejar un camión, producir en una mina, atender la caja de un banco o laborar en una fábrica de galletas hasta otras labores. Este gobierno selecciona sectores y empresas de acuerdo con sus gustos y considera inmoral tanto el fin de lucro como la extracción minera o las actividades financieras, entre otras. “Misiones estatales” decidirán qué se produce, quién, cómo y dónde. Esa fe en que los burócratas de sueldo fijo saben más que quienes arriesgan todo por sacar adelante un emprendimiento dio al traste con los países socialistas.
Recuerden: se debe formar a los jóvenes como personas independientes y autosuficientes que respetan y aportan a su comunidad. Este gobierno quiere subsidiar los primeros 30 años de vida, volver a los jóvenes mantenidos del Estado, dependientes y eternos receptores.
Recuerden: la estabilidad institucional y los cambios graduales e incesantes, que conservan lo bueno, de lo cual hay mucho, y cambian lo que requiere reforma, son cruciales. Este gobierno cree en los rompimientos revolucionarios, drásticos e irresponsables, que arriesgan la seguridad en las calles, la salud, las pensiones, el empleo, el ahorro, la inversión, la supervivencia de las empresas y las exportaciones petroleras y mineras.
Recuerden: los avances de la ciencia, la tecnología y la economía nos están llevando gradualmente a vivir en paz con el planeta, a la vez que sacan a millones de seres humanos la pobreza. Este gobierno pagará la transición energética con el retroceso y el decrecimiento, y creará sufrimiento social.
Recuerden: la formación de los generales y coroneles de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional toma décadas, así como infundir moral y rectitud a nuestros soldados y policías. En tan solo un mes se socavó hondamente nuestra ya endeble seguridad.
Congresistas “conservadores”, al cambiar de creencias como se cambia de camisa se quedaron sin una visión de la libertad, la justicia, la seguridad, la dignidad humana, la forma de atender al enfermo y educar al estudiante, usar del ahorro, respetar las instituciones y acceder a la prosperidad. Tienen la prerrogativa de ponerse la camisa que quieran, además se las pagan con el presupuesto nacional. En marzo fueron elegidos y no tienen que responder ante sus electores hasta el 2023 y el 2026. Recuerden: más de 10 millones de colombianos optamos banderas que ustedes dejaron tiradas en el piso. Hay quien las recoja.