DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Enero de 2012

 

Nacer y morir

 

Nacer  y morir son dos estados del ciclo de la vida muy parecidos, pues ninguna persona por lo general elige alguna de estas dos situaciones, eso lo decide Dios. Nuestros padres, cualquiera que sea las circunstancias son los agentes del nacer y en la muerte es el destino o el libre albedrío quienes sirven de agentes para completar este otro ciclo. Cuando nacemos somos indefensos e impotentes para auto-controlarnos, dependemos de los demás y cuando morimos cualquiera que sea la causa, muerte natural o accidental de igual modo escapa a nuestro control, porque en ambas situaciones ya está el hecho consumado: nacemos y morimos, unos por muy corto tiempo aun la criatura abortada quien también cumple los dos ciclos y otros lo consumamos por períodos regulares o prolongados.

Cuando nacemos nada sabemos de este mundo, ignoramos qué destino hay preparado para nosotros y ahí juega el libre albedrío, las circunstancias asoman y nuestros padres sean naturales o adoptivos nos ayudan a construir ese destino. Nadie se cría solo. Al nacer nos están esperando sean el médico, las enfermeras o la partera y aquellos seres queridos: padres, hermanos o quienes serán nuestros primeros amigos. Desarrollamos nuestra vida conforme a la formación que recibimos y el hogar donde nacemos, pero en el libre albedrío tomamos control de ella y así la vivimos, unos bien otros mal hasta que morimos. Dejamos descendencia o no, pero aprendemos de la vida que nos enseña mucho en la medida que cada cual quiera asimilar, dependiendo de las circunstancias en la que nos desarrollamos o del libre albedrío.

Cuando morimos somos indefensos e impotentes, nada podemos hacer ante esa realidad sea muerte natural o accidental. También como al nacer aquí, nos esperan allá en ese otro mundo desconocido al que nacemos nuevamente. Nuestros seres queridos que ya han muerto están listos para asistirnos, atentos a nuestra llegada para conducirnos en la que será la morada eterna. Ahí los caminos son diferentes, todo depende de nuestras acciones en esta vida; es Dios quien elige donde pasaremos, si en el cielo o el infierno, no sin antes transitar por el purgatorio para purificar nuestras almas. Pero en el libre albedrío hay quienes decidieron quedarse en el infierno al no querer reconocer sus pecados y disponerse a purgarlos. De manera que nacer y morir son dos estados iguales, la diferencia está en las dimensiones de la vida.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional