Eran unos tiempos donde imperaba la armonía, en que los indígenas practicaban jubilosos sus ritos para alabar a sus dioses y en paz recreaban mitos sobre el origen del sol y de la luna.
Guatavita, considerada laguna sagrada, era el sitio ceremonial en el que los indígenas adoraban a Chie, su diosa del agua, por medio de fastuosas ceremonias que originaron la leyenda de El Dorado, según la cual el cacique muisca llegaba a la laguna en una balsa de madera acompañado de cuatro sacerdotes, se sumergía en ella impregnado en oro, llevando los tesoros que recogía de la comunidad con el fin de abandonarlos en el agua como ofrenda y símbolo de adoración.
Para los indígenas el trabajo en oro era una forma de acercarse a sus dioses.
Otras etnias disfrutaban la vida tejiendo chinchorros coloridos, tejidos a tres hilos, que se colgaban con hicos blancos de una pared a la otra.
Hoy los indígenas han invertido los rituales, con bombas explosivas adoran a los dioses de la violencia. Una columnista advierte: “unos en la minga y todos en la inmunda”
Desafortunadamente también la violencia está llegando a la Amazonia, uno de los más importantes pulmones del mundo, actualmente es la región más afectada con la tala de bosques. La deforestación ha llegado a un 75% en contra del medio ambiente.
Los Ticunas del Amazonas tenían un excelente conocimiento de los hábitos y ciclos vitales de los animales que cazaban, así como del territorio, concebían a la persona, la sociedad y la cultura como parte de la naturaleza en íntima relación con ella, de manera que la interrelación naturaleza-cultura tejía el sistema social
Los ríos que eran fuente de vida, hoy las bandas criminales los contaminan con juegos pirotécnicos, explotando oleoductos petroleros.
Actualmente en lugar de rogativas bloquean vías como una nueva forma de presionar al gobierno, violando los derechos humanos de transportadores, viajeros, y todo ser viviente que se les atraviese, ocasionando grandes pérdidas a la economía colombiana.
Mientras que el gobierno buscaba llegar a un acuerdo, la minga indígena fue infiltrada por terroristas, buscando generar caos para desestabilizar al gobierno. Los politiqueros de la oposición acudieron a sus territorios, no para facilitar la negociación, sino para incendiar los ánimos.
Quisiéramos que estos inocentes indígenas y extraordinarios seres amantes de la naturaleza volvieran a las épocas de adoración a los dioses con rogativas dirigidas a la obtención de un bienestar común a sus comunidades.
Queremos indígenas de corazón noble que sólo miren a sus mujeres y a sus hijos con amor para obtener el regalo de los dioses. Ojalá algún día logremos conquistar una paz verdadera sin odios, sin venganzas.
ADENDA: Honores a Nancy Patricia Gutiérrez nuestra ministra del Interior por llegar a un acuerdo justo en la negociación con la minga indígena. Igual que la ministra Margaret Thatcher, con tesón y estilo humanista pudo sobreponerse a las pasiones sectarias y machistas de los enemigos de la patria.