Dos años del cambio | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Agosto de 2024

Llegó el gobierno Petro a la mitad de su periodo con más ruido que realizaciones para contar.  Al momento de su ascenso al poder, creó expectativas de que realmente podría introducir cambios para mejorar la vida de los colombianos; al punto que se le aprobó en el Congreso una importante reforma fiscal, introduciendo de nuevo el impuesto al patrimonio.

Observemos que puede rescatarse de estos dos años de gobierno y cuales han sido las grandes frustraciones:

En materia de reforma agraria se amenazó con expropiaciones y el país ganadero le salió al encuentro, ofreciéndole en venta lo que quisiera, evitando de esa manera tener que acudir a engorrosos trámites de expropiación. La misma ministra de Agricultura se asustó, pues no había plata para comprar tanta tierra.   Hoy en día, salvo algunas muy contadas titulaciones y entregas, el sector quedó con más frustración que alegría.

Se logró sacar la Jurisdicción agraria, que francamente no sabemos para que se quiere estos jueces especializados; la justicia ordinaria se ocupado del tema por décadas, aplicando la ley vigente y perfectamente puede aplicar las que el gobierno logre adelantar. Otra gran frustración, no salen leyes de reforma; se ensilló sin traer la bestia.

La reforma a la salud, que clama a gritos un sistema desfinanciado, es otro fiasco gubernamental. En lugar de buscar consensos con los prestadores y aseguradores, se dedicó a insultarlos y a acusarlos de robarse los dineros del sistema; presentó una reforma equivocada y ahora, que quiere enderezar el camino, le pasa lo del pastorcito mentiroso.

La reforma pensional logro salir adelante; tiene cosas buenas novedosas, como el pilar semi contributivo, el subsidiado ya existía y lo triplicó a costa de desfinanciar el sistema. Esperemos que su implementación sea ordenada.    

La reforma laboral también es una gran frustración. Creemos que no es necesaria, pero seguramente insistirá en ella para cumplir a los sindicatos.

La paz total es una expectativa que ha llenado de inseguridad a Colombia. Se logró todo lo contrario a lo buscado. Eso de negociar con la delincuencia común, narcotraficantes y secuestradores, y querer darles un reconocimiento político, es una gran equivocación que no trae nada bueno. Muchas regiones del país se encuentran en manos del hampa por cuenta de la paz total.

La reforma a la Justicia es otra gran frustración. Demostró el gobierno en estos dos años que no sabia que era lo que tenía que hacer, convoco una comisión de notables para que le dijera y terminó el Ministro sin haber logrado siquiera presentarla.

En lo que si gana el gobierno es en el derroche del presupuesto público, comenzando por la misma Casa de Nariño. Nunca habíamos visto tanto desgreño de lo público.

Pero la gran nota que lo acompaña a la mitad del periodo es la gran corrupción, de un tamaño monumental; primero por los escándalos de una campaña, que se desorbitó en los dineros y violó los topes que son regla elemental del juego democrático y el tema de Ungrd que contamina las entrañas mismas del gobierno, y se convierten en la característica mas esencial del gobierno del cambio. ¡Y así quieren reelección!