Quizá estamos viviendo los tiempos más convulsionados de este siglo. Desde 2020, cuando nos atacó la maldita pandemia no hemos parado de ser testigos de cisnes negros. Uno tras otro. Fenómenos o episodios más que inusuales y disruptivos. Varios impulsados por la tecnología.
Por un lado, la explosión de la inteligencia artificial sigue siendo un tema tan emocionante como complejo. Todo pasa tan rápido. Todo es tan abrupto. Recientemente, el presidente de Argentina deslumbró al mundo con un discurso en Davos (Suiza) y en menos de dos horas ya había una versión de ese video con su misma voz, pero en inglés. Ya ni siquiera subtitulado. Directamente traducido y adaptado. Una locura.
Por un lado, resulta muy emocionante que tengamos acceso a este tipo de herramientas. Porque ese es un punto importante: la traducción la hizo un tuitero que, supongo, no tiene mayores conocimientos en Inteligencia Artificial. Cualquiera puede utilizar esta tecnología, y eso es verdaderamente democrático y progresista.
Por otro lado, como siempre el negativo, la facilidad que tiene la inteligencia artificial para completar tareas tan complejas en poco tiempo enciende todas las alarmas. Porque en un mundo tan violento y polarizado quedó demostrado que se puede manipular el discurso de un mandatario de forma muy rápida.
Las fake news fueron catalogadas como la amenaza más grande que tienen los Estados en el 2024. Pero quedó comprobado que ya no se trata de un medio que se equivoca. O una diseñadora con mucha imaginación. Con la inteligencia artificial, las fake news ya toman otro color. Uno que, de verdad, puede ocasionar o propiciar un conflicto bélico.
Para finales de 2023 salió un reporte escalofriante realizado por la compañía Challenger, Gray & Christmas, en noviembre de 2023 hubo un recorte de empleos de más de 80.000 puestos en Estados Unidos; de los cuales un total de 3.900 son a causa de la Inteligencia Artificial, siendo la primera vez en el informe que la IA se enumera como una de las causas del desempleo.
Entonces todo comienza a encadenarse. Un mundo con casi 10 conflictos entre países activos. Una guerra formal entre Rusia y Ucrania, una inflación que no quiere dejar de molestar el bolsillo de todos y ahora una posible recesión y una caída del empleo formal por cuenta de la IA. Sumado a la potencia y lo que se pueda hacer con esta herramienta.
Todo esto es un cóctel geopolítico, tecnológico y por encima de todo económico que, más temprano que tarde, nos va a tocar en nuestra cotidianidad. Parecen que todos estos temas están muy lejos y sólo los vemos por Twitter (o X). Pero este 2024, además de incertidumbre, promete que tanto conflicto y tanta inteligencia artificial tocará a la puerta de nuestros hogares. El problema es que no sabemos cómo.