Jorge Luis Borges es uno de los grandes maestros de la literatura universal, que le ha dado lustre y enorme prestigio a Argentina y América. Estuvo absorbido por el humanismo y la ciencia, tuvo gran sentido de la frase profunda. Escribía pensando y hacía pensar. Capta todas las disciplinas con la poderosa sensibilidad de una antena.
Muy bien lograba la maciza síntesis que sobre Jorge Luis Borges hizo en El Tiempo, con gran despliegue, el académico Eduardo Durán subdirector de la Academia Colombiana de la Lengua. Carlyle sostenía que la vida de los pueblos se resume en la biografía de sus figuras excepcionales. Borges fue Doctor Honoris Causa de la Universidad de Oxford en 1971 y en 1980 recibió el Premio Cervantes. Se le han hecho mil reconocimientos más. Premio de poesía de España Gerardo Diego y galardones internacionales.
Fue un repentista prodigioso. A las preguntas de por qué no había recibido el Premio Nobel contestaba: “Es mejor que se me interrogue de esa manera; y no de, y a usted por qué lo condecoraron”. A Moliere, un gigante de la literatura universal, no se le permitió ingresar a la Academia Francesa de la Lengua. Y como desagravio póstumo recibió esta hermosa sentencia: “Si moliere no ingresó a nuestra Academia, la corporación si perdió el honor inmenso de contarlo entre sus miembros”. Recordemos algunas obras de este argentino genial. Rosa y Azul, El libro de arena, Informe de Brodie, La rosa profunda.
Hace siete lustros falleció este intelectual colosal. La Academia Colombiana de la Lengua, dirigida con gran dignidad y decoro por el académico Juan Carlos Vergara, inicio los homenajes a este famoso argentino con un buen escrito ensayístico de Eduardo Durán, destacando algunos de los muchísimos aspectos de su densa vida. El Dr. Durán tiene una excelente y meritoria versación literaria y su prosa es ágil, amena, jugosa y certera. Yo admiro y he leído algunas obras de Borges y siempre me sorprendió la originalidad en su prosa y poesía. También me impactó el odio con que Borges trató a Sábato. Veamos. Expreso Borges: “…Es curioso el caso del mediocre Sábato, escribió poco, pero ese poco es tan vulgar que fastidia como si fuera una obra copiosa… Nunca le tuve afecto… Cada vez lo odio más… ¿Con Sábato que hacemos?... Aunque esté muerto, si un cadáver está en la vía, esa basura estorba…”.
En algún estudio mío hablo de otro odio visceral, el del sinigual Nietzsche contra Voltaire. Arrojó el alemán autor de “Así hablaba Zaratustra”, rayos y centellas pulverizando físicamente a Voltaire, cumbre filosófica de Francia, así uno disienta de muchas de sus opiniones.
Cuando Sábato y Borges intervenían en debates a un mismo tiempo, llenaban de asombro a todo el mundo por la oceánica sabiduría de cada uno de estos dos gigantescos argentinos. Sábato escribió: Sobre Héroes y Tumbas, El túnel, Antes del fin, Tango, Discusión y Clave.
Borges fue plomo derretido contra otros genios del viejo y del nuevo mundo. Increíblemente defendió al panfletario Vargas Vila.