Así se llama la última novela de Fernando Baena Vejarano, filósofo, literato y trabajador por la ampliación de la consciencia, desde la academia, la meditación y la difusión del saber eco-sistémico, el cual necesitamos como humanidad escuchar y poner en práctica. Aunque aún hay muchas personas escépticas sobre la realidad del cambio climático, las evidencias científicas de ello abundan en todos los rincones del planeta: el Polo Norte se descongela, la Antártida se agrieta aún más, las aguas de los mares suben. Y como no vemos olas gigantes, a manera de tsunamis, que nos arrastren con su corriente, creemos que unos centímetros no son nada. Seguimos privilegiando el uso de energías fósiles, pues ahí han estado los grandes negocios que las empresas petroleras y quienes se lucran de ellas no querrán soltar. Ya sabemos que las energías limpias y renovables nos proporcionarían un mejor futuro, pero quienes tienen el poder pelearán por no cederlo, aunque sea en detrimento de ellos mismos, pues hacen parte de la misma especie humana.
La ampliación de consciencia hacia niveles ecológicos e integrales solo es posible si se corresponde con cambios interiores. Es a ese despertar que nos invita Fernando Baena con su más reciente novela, para reconocer nuestras tinieblas profundas, aventurarnos al viaje interior y, desde el reconocimiento de la Totalidad, salir para abrazar amorosamente a este lejano rincón de la galaxia, la escuela que de momento tenemos. La invitación que nos hace el autor, directa y sin ambages, es a emprender “una aventura interior relacionada con los secretos que por siglos se habían reservado a los mamos, sabiduría que ahora compartirán con todos los pueblos del mundo. Si logran despertar los poderes ocultos en el corazón del ser humano será posible ahora sí que el planeta Tierra reciba el cuidado que merece, y se convierta en escenario de amor.” Por ello, la clave está en sabernos cuidadores de nuestros entornos, de los demás seres humanos, de la fauna y la flora, del agua y del cielo.
Mamo Elías, el personaje central de la novela, encarna las pruebas que cada mujer y cada hombre necesitan enfrentar en el proceso de ser mejores personas. No es un ángel, no tiene una vida sin mácula, comete errores y también acierta. A pesar de su conexión espiritual, sigue siendo un hombre que es en ocasiones presa de sus pasiones y que con la fuerza de su voluntad, movido por el amor, reconoce sus sombras, las integra y las trasciende. Un camino al que estamos llamados usted y yo, una ruta de aprendizajes que nos hermana y nos permite crecer en lo individual y lo colectivo. Estamos llamados a hacer un nuevo tejido humano, en armonía con todo lo que existe. Todos somos artesanos.