Conocer la historia es una advertencia importante para no repetirla. No se requiere ser fanático religioso, cristiano, protestante, etc para observar en esta época electoral, que todos caemos bajo las promesas de muchos candidatos, asegurándonos un paraíso si les damos la posibilidad con nuestro voto de llegar al Congreso o a la Presidencia de la República.
Recordemos las tentaciones del diablo a Jesucristo en el desierto. Una tentación política, cuando el diablo subió a Jesús a un monumento muy encumbrado y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y le dijo: Todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras. Entonces Jesús le respondió: Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás.
En Colombia está en campaña un personaje iluminado de Dios. Se sabe la Biblia de memoria, predica el Evangelio, reza el rosario todos los días en familia, nos cuenta en reuniones públicas que se negó a darle un beso a su novia dentro de la universidad, que era su alumna, porque sería contra la moral, pretendiendo ser un defensor de los valores éticos y morales de la sociedad.
Estos dones espirituales del candidato Ordóñez, recibidos del espíritu santo, nos lleva a revisar con lupa su hoja de vida, momento propicio para verificar las palabras bíblicas: “por sus frutos los conoceréis”.
Vemos entonces que con sevicia abusando de su poder, impuso la muerte política al ex alcalde Petro, y a la ex senadora Piedad Córdoba, decisiones que fueron tumbadas por el Consejo de Estado.
Cecilia Orozco se pregunta en El Espectador “si es legal pero no ético que Alejandro Ordóñez aspire a ser jefe de Estado, que se hubiera hecho elegir procurador general y, luego, reelegir con cuestionables argucias, tanto que sufrió la destitución del último cargo. Es inmoral que muestre, solo ahora, sus sesgos ideológicos y religiosos después de décadas de engaños ocultos en su toga”.
Este iluminado de Dios, contrario a lo que predica la biblia en Romanos 12(19) cuando señala que no se debe hacer justicia por su cuenta, Ordóñez quiere aplicar la pena de muerte. El cree que esto le reportara muchos votos, ya que cuenta con el apoyo de grupos cristianos.
Sus peroratas de campaña, todas son de odio. Invita a sus seguidores a rechazar el acuerdo de paz, ignorando el perdón y la justicia transicional. Se le olvida aquella máxima “perdonar hasta setenta veces”.
En su campaña rivaliza con el ex presidente Pastrana porque no es su preferido para incluirlo en la coalición uribista. Sabe muy bien que filtrándose en esta coalición obtendrá votos, pues el que tiene liderazgo con ideas propias es el ex presidente Uribe y no él como iluminado de Dios.
Recibiendo la iluminación del espíritu santo, se ve claramente que éste iluminado de Dios quiere ganar indulgencias con avemarías ajenas.
Por ello, es importante despojarlo de ese hábito de monje que finge para ganar adeptos. El dicho popular nos enseña “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”
Es muy claro que este candidato no es un iluminado de Dios, sino el mismo diablo con sus tentaciones para llegar a la presidencia de la República. ¡Apártate de nuestro pueblo Satanás!