En Europa, ni los más caudalosos ríos se salvan de la contaminación. El Rin arrastra miles y miles de bacterias. El romántico Danubio no puede evitar la contaminación. En España, ni la pesca escapa, pues los manantiales de los ríos reciben aguas cargadas desechos industriales y basuras. Las espumas son tóxicas, por las sustancias pútridas. Los peces en estos medios son rechazados. Aquí, en Colombia, los ríos del eje cafetero no escapan a los residuos de las fábricas y otros objetos indeseables.
La población de esta vasta zona afronta este dilema: nos industrializamos y perecemos de industrialización o no lo hacemos y morimos de hambre.
Por la industria se desarrolla la “enfermedad del desarrollo”. También se le llama polución, envenenamiento de la atmósfera de las poblaciones. Es terrible la contaminación por los gases, suciedad, sobrados químicos, desechos y mil cosas más.
Sí la industria, la química y los transportes modernos son responsables del 70% de la contaminación, el 30% restante se debe a los núcleos de poblaciones que vierten en sus ríos cercanos sus aguas negras o del albañar, cada día en cantidad mayor por el aumento de los habitantes.
Los carburantes como el petróleo y otros contribuyen a dañar y corromper el aire. Automóviles, motos, camiones, tractomulas y muchos vehículos hacen irresponsable el aire.
Los plaguicidas, insecticidas y detergentes son fatales para la salud.
Las autoridades, por medio de la televisión, radio, periódicos y redes sociales hacen recomendaciones muy útiles y convenientes. El primer paso es liberar el aire y las aguas del planeta de la acumulación de gases, productos químicos y otras formas de desperdicio que ha provocado la era industrial contemporánea.
En toda planificación industrial y urbana se debe tratar las aguas y eliminar los desechos.
Instalar sistemas de seguridad para evacuar residuos, gases, humos, polvo o vapores. Las chimeneas deben tener filtros.
Las aguas negras que aumentan es otro astronómico problema con la explosión demográfica. No deben arrojar a los ríos o quebradas. Para eso existen las plantas de purificación. Muchos utilizan estos elementos como abono orgánico o para rellenar suelos.
El automóvil eléctrico se impone en multitud de centros.
Tenemos que racionalizar todo lo que nos rodea. Austeridad y control ante la abundancia; lo escaso hacerlo rendir al máximo, e ingeniar soluciones talentosas para evitar catástrofes o atenuar los daños fatales. Hay que ser creativos con la tierra, los planetas, los animales, el sol, el aire etc.
Hace un siglo se ‘inventó’ la ecología que es la ciencia que se ocupa con imaginación de todo lo que ofrece la naturaleza y lo que nos rodea, buscando preservarla.