Es urgente ensanchar el entusiasmo colombiano por el deporte. Pero en forma integral. Participando con disciplina, con método y con fervor. Es imposible aspirar a tener generaciones moralmente vigorosas, en cuerpos anémicos y decadentes. Existe la emoción por la fuerza física, como la de la inteligencia. Hay tanta belleza en una ágil carrera de maratón, como en una página literaria elaborada, con inspiración y originalidad. Entendemos el gozo y la alegría de la muchedumbre, ante el triunfo del deportista heroico que se impone, con tenacidad y talento.
Disciplina, fuerza, color y movimiento, es la síntesis admirable de un evento deportivo.
Fue magistral el editorial de EL NUEVO SIGLO titulado “Olímpicos en medio del covid” 23-VIII-21, el inyectar energía con poderosa eficacia a los juegos olímpicos mundiales que se llevan a cabo en Tokio, Japón. En este escrito se revelan los dolorosos inconvenientes para estos festejos por la implacable pandemia que sufre el mundo entero. Pero a mal tiempo, hay que mostrar cara dura. Los japoneses, se lo comentaba en alguna oportunidad el exembajador en Bogotá, Dr. Hyutaro Hatanaka, que un japonés así sea el más sencillo, es como una pelota de caucho, que entre más duro se arroja contra el suelo, más alto rebota. También se oye con frecuencia un comentario muy revelador, de lo que es un japonés comprado con un latinoamericano; puede ser más recursivo e imaginativo el latinoamericano, pero dos japoneses frente a dos latinos, rinden mil veces más los japoneses por su maravilloso sentido del trabajo en equipo y la sorprendente disciplina de grupo. Los latinos son anárquicos, individualistas y lo que está dividido en tres, lo dividimos en cinco.
En el documentado editorial de este diario se afirma que el terrible drama sanitario ha golpeado esta descomunal fiesta del deporte. Pero con voluntad férrea, el gobierno japonés lo lleva adelante fascinando, impactando y conmoviendo al universo mundo. Los hispanoamericanos vivimos muy impresionados por el monopolio y el control, que siempre tienen las grandes potencias, en estas confrontaciones cívicas. Tanta fortaleza física, tanto poderío y tanto dominio, es producto de organizaciones rígidas, constantes y absorbentes. Cuerpo sano, mente sana. La programación en todos los órdenes sociales, conduce a los más variados triunfos y éxitos.
Los medios hablan de muchísimos millones de seres humanos pendientes, minuto a minuto, de todos los espectáculos.
El futuro del universo-mundo depende totalmente de la buena salud de los conglomerados humanos. Por eso el deporte, no solo en lo profesional, sino en la cotidianidad, es esencial para sacar adelante cualquier empeño.
El deporte mantiene en el espíritu el culto a la verdad, en la voluntad el culto del bien, en la inteligencia el culto de la razón, en las actividades individuales y cívicas la responsabilidad, el orden en la acción. El deporte nos enseña la alegría de vivir, de ser fuertes, sanos y ágiles.