El poder del auto-abrazo | El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Julio de 2022

Cuando abrazamos, exponemos todos nuestros órganos vitales: es la entrega total, sin reservas, la confianza plena en quien nos abraza.  De la misma manera, podemos abrazarnos a nosotros mismos.

No fue usual en mi generación que aprendiésemos a auto-abrazarnos; por fortuna, eso está cambiando.  Cada vez somos más conscientes de la necesidad de darnos a nosotros mismos el lugar que nos corresponde, así como de ocuparlo en Amor, la fuerza creativa más poderosa que existe, la cual trasciende cualquier emoción o sentimiento, aunque se expresa en ellos.  Manifestarnos a nosotros mismos nuestro aprecio y honra, reconocernos como dignos de ser amados parece evidente.  Pero, como lo obvio genera ceguera, requerimos hacer de nuestro amor propio un hábito, que solo se consolida con la práctica.

Tratarnos mal parece ser más fácil que amarnos.  ¿Te das garrote cuando te equivocas? ¿Te condenas por equivocarte? ¡Ojalá que no! Pero, si es el caso, puedes aprender no solo a perdonarte, sino a abrazarte.  Las primeras personas por quienes podemos sentir compasión -que no lástima- es por nosotros mismos: el amor incondicional en primera persona del singular nos permite recoger e integrar todos los pedazos en que nos hemos fragmentado, sanar las heridas que hemos acumulado desde el vientre materno, reconocer que somos mucho más de lo que evidenciamos con los sentidos.  Nos permite sanarnos y generar aprendizajes de amor para las futuras generaciones.

El amor no se busca afuera, se encuentra adentro.  Cuando lo hacemos, y nos abrazamos con todo lo que somos, estamos completos.  Se acaba el cuento de la media naranja, el lamento de no contar con amor, porque reconocemos el amor en todo y en todos, comenzando por nosotros mismos.  Y ahí, en la consciencia de nuestra totalidad amorosa, estamos listos para construir relaciones sanas, basadas en la abundancia, no en la carencia.  Solo así cumplimos el mandato de “amar al prójimo como a ti mismo”: primero yo y luego el prójimo: esa es la autoestima a partir de la cual generamos relaciones en amor, en total merecimiento y honra.

Abrazarnos, amarnos, no quiere decir que seamos auto-indulgentes, que pasemos por encima de nuestros errores sin propósito de enmienda.  Tampoco significa que cultivemos el narcisismo y que nos olvidemos del resto de la humanidad.  De lo que se trata es de reconocernos a nosotros mismos para sanamente reconocer a los otros, de amarnos para amar.  En este mismo instante puedes abrazarte, acogerte, consentirte, manifestarte tu amor. Regálate un abrazo, aquí y ahora.

Te invito a que te abraces, siempre, sin condiciones, en el error y en el acierto, en la tristeza y la alegría.  El propio abrazo nos conduce al gozo que corresponde a la totalidad que somos.

@edoxvargas