Estaba sentado en un restaurante y escuchaba, sin proponérmelo, la interesante conversación vecina. En resumen, eran más o menos seis ultrapetristas también conocidos como “petristes” quienes entre vino y vino se les aguaban los ojos hablando del “presidentazo” que tiene Colombia… Que se preocupaba incluso del bienestar de las plantas del frio Palacio de Nariño o si almorzaban sus más humildes colaboradores.
Y entre adulación y adulación también escuché sobre varios contratos que ellos tenían con el gobierno y entonces entendí porque tanta fascinación por el presidentazo. Me dio pesar…
Pues la realidad es que al presidentazo no le importa la vida humana y mucho menos de qué se llenan las barrigas de los más humildes y ni hablar de las plantas del Palacio de Nariño.
Al presidentazo no le importa, por ejemplo, la vida de casi 300 miembros de la Fuerza Pública que han sido asesinados este año en su gobierno, a manos de sus amigos de Caracas, La Habana y Quito.
¿Qué acciones ha tomado el presidentazo ante estos crímenes de lesa humanidad? Pues según testimonios restauranteros le importan hasta las plantas del Palacio de Nariño. ¿Por qué tanta inacción y simpatía hacia unos dementes sicópatas hoy con estatus político?
¿La total inacción y en cambio total permisividad del presidentazo con criminales de lesa humanidad no lo hace cómplice de delitos de lesa humanidad?
Hasta la alcaldesa advirtió al pusilánime ministro de defensa que las Farc reclutan en Bogotá y que casi todos son de la Primera Línea. El enemigo está echando ojo muy cerca tal vez en los mismos restaurantes o trabajos…
Y tal vez mi pregunta termine en que el presidentazo pueda llegar a ser, ya no un visitante ilustre de la CIJ y CIDH en condición de víctima sistemática de Colombia, sino juzgado por dichos tribunales por cómplice de delitos de lesa humanidad al no hacer nada en defensa de la vida humana durante su gobierno.
Paradójico que esto se cumpliera pues se autoproclama defensor de la vida y tiene fama de preocuparse hasta por la fauna y flora del Palacio de Nariño, pero en realidad solo le importan la vida de los indígenas, afros, diversos y demás minorías. La suya, la de los militares, policías o demás “blanquitos ricos” le importan un centavo.
Un presidentazo que ejerce como líder de la oposición y no como presidente de todos los colombianos. Que crea más y más división y odio y que su respaldo popular implica la miseria y guerra total como es su estilo amenazando con la manifestación popular en las calles si se oponen a sus nefastas ideas y proyectos.
Un presidentazo que no es líder sino caudillo. Y que tiene fama de escabullirse cuando sabe que le va a ir muy mal debatiendo. Que llega tarde a todo y manda decir con la torturadora y poderosa Saravia que el presidentazo no madruga… un déspota, megalómano, narciso, ególatra y engañabobos como también lo describen muchos muy cercanos al presidentazo incluso compañeros de lucha en su guerrilla…