En la pasada columna criticábamos la orden presidencial de sacar a todos los policías a la calle y decíamos que era un error, porque las calles estaban “muy peligrosas”. Ahora este inepto “SinDefensa” que tenemos extiende nuestros temores hacia las selvas y dice que “fue imprudencia de ella”, refiriéndose a una sargento de nombre Ghislaine -única tocaya supérstite de una novia que tuve, cuando muchacho- que se atrevió a viajar por carretera en Arauca con sus dos hijos menores de edad y al poco, ante las cámaras de TV, fueron liberados para dar “muestras de buena voluntad de paz”.
Velásquez se ha convertido en el segundo alter-ego del Presidente, tratando de emular al titular, Alexander López, quien hoy preside el Congreso. Dios los cría y ellos se juntan. Y la “tapa del congolo” -el colmo, como dirían los paisas viejos- de los bochornosos episodios que caracterizan este gobierno: mientras el presidente Duque mantenía a raya las culebras de la tiranía -ya no dictadura- reinante en Nicaragua, debemos llegar ahora a niveles de la vergüenza, al enterarnos de que el embajador petrista que funge en Managua, León Fredy Muñoz (imputado hace varios años por tráfico de estupefacientes) resultó ser un sandinista confeso, que exalta la tiranía del régimen de Daniel Ortega, precisamente cuando se está conociendo el nuevo fallo de la Corte Internacional de Justicia, que seguramente nos rematará. Estaría adoptando la condición del perfecto “quinta-columnista”. Con esos amigos, para qué enemigos.
Tal nombramiento debe tener en modo rechinar de dientes a los funcionarios de carrera de la Cancillería de San Carlos, que alcancé a conocer por dentro, en su mayoría un selecto grupo de recatados y circunspectos servidores públicos que trabajan con honradez por el buen suceso de nuestra diplomacia; y el propio sindicato de la Cancillería –que veía con ilusión el advenimiento del gobierno del “Cambio”- ha cuestionado severamente nombramientos “a dedo” por compromiso político, de personajes como Adriana de Francisco, hermana de la activista, reina y actriz, nueva cónsul en Miami, y de Adriana Córdoba, esposa de Antanas Mockus, como embajadora en Dinamarca. Tampoco vieron de buena manera el nombramiento de Armando Benedetti, ni el de Moisés Ninco Daza, en México, que demandaron, ni menos el de Sebastián Guanumen, c{onsul en Chile, famoso por "correr la línea de ética" en la camapaña presidencial de Petro.
Y la Nueva perla de Petro, quien cada día confirma su talante revolucionario, que se mueve como pez en el agua en la oscuras y turbias aguas de la perversidad: “pagar a los malandros por no matar”. Debe estar Sor Juana Inés de la Cruz revolcándose en su tumba sagrada, quien se preguntaba, simplemente, que quién era más de culpar, si quien peca por la paga o quien paga por pecar… pero nunca imaginó que “Petro Pecador” le fuera a entreverar por allí un absurdum argumental del corte de “quien paga por no pecar (matar)”, para acabar de enredar las cosas, seguramente para construir una nueva y fatídica fuente de empleo dentro del hampa criolla.
Post-it. Señores Master Chefs, ¿cuándo será que ponen a sus alumnos a cocinar platillos pensado en el paladar de “seres humanos”, es decir, que no contengan mostaza, mayonesa ni pimentón? Y si el tema es económico y comercial, pues entre todos los televidentes podremos “hacer una vaca”, para sacarles la lengua.