En esta campaña electoral regional, los candidatos han abundado, y toda suerte de ofertas, proyectos e ideas para recuperar, sacar adelante y reconstruir pueblos y ciudades.
El deterioro en que dejarán municipios, ciudades, capitales y departamentos los actuales mandatarios, dan pie a los aspirantes para ofrecer programas, esquemas de recuperación y todo cuanto han perdido y reclamado por años, los habitantes.
Nada se diga de los despilfarros, la inmoralidad y la corrupción, que gamonales, dirigentes políticos y contratistas han aprovechado, amparados por la vista gorda de fiscales, jueces y procuradores.
Se ven propuestas de candidatos que abarcan lo divino y lo humano, si llegan a conquistar los votos el 29 de octubre.
Detrás de algunos candidatos están los verdugos, que con sus látigos buscarán conducirlos hacia la deshonestidad, a partir del 1 de enero de 2024.
En Bogotá, todo parece haber quedado inconcluso. En cuatro años que está por cumplir la alcaldesa, solo se incrementó la inseguridad, el desbarajuste administrativo, la congestión vial, el arbitrario pico y placa -del que nunca se ocupó, sino para exprimir conductores con el tal solidario-, la multiplicidad de mini contratos que “a trancas y a mochas” se han firmado y avanzan a paso de tortuga. Y hay más: el cierre de comercios, freno a la producción y al empleo, los semáforos congestionados de vendedores ambulantes, el brutal incremento de los mini contratos para cumplir a medias, el aumento de la informalidad. Eso mismo pasa en el país entero.
Los candidatos Galán, Oviedo, Lara, Bolívar, Robledo y demás, repletan sus campañas con ofertas de todo lo que deja por hacer una alcaldesa que olvidó para qué se hizo elegir.
Bogotá requiere un burgomaestre eficiente, claro, con ímpetu, sin compromisos, sin políticos corruptos, ni con un Concejo que de poco o nada sirve, que destierre a los acostumbrados contratistas y que ejecute programas que saquen de la postración, la parálisis y el mal gobierno de cuatro años.
Con una salida del ostracismo, Bogotá podrá recuperarse y convertirse en un polo de desarrollo que genere riqueza, empleo, confianza, inversión nacional e internacional, que vuelva por los fueros que le imprimieron algunos -muy pocos- mandatarios que han llegado al palacio Liévano.
La alcaldesa perdió la gran oportunidad de demostrar que podría llegar a la Casa de Nariño.
Es corto el tiempo y largo el camino que deben recorrer, entre hoy y el 29 de octubre todos los candidatos, porque la generalidad de los mandatarios municipales actuales, dejan mucho que desear. Se han dejado seducir por políticos y contratistas, mientras sus pueblos soportan los peores destinos.
Los electores y los medios, deben pensar seriamente en manos de quiénes van a dejar sus terruños. El tiempo es corto, pero justo para reflexionar y tomar acertadas decisiones, para defender la democracia.
BLANCO: Los tres inmejorables ministros: Ocampo, Cárdenas y Carrasquilla, han dejado sus enseñanzas al Emisor: bajar las tasas de interés, o el país se derrumba.
NEGRO: El magno maestro Botero nos deja, tras colocarnos en la cúspide del mundo.