Elecciones | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Marzo de 2018

El próximo domingo 11 de marzo habrá elecciones. Senado, Cámara de Representantes, consultas de los extremos ideológicos del petrismo y el uribismo, así como una supuesta consulta popular anticorrupción se las verán en las urnas. No ha sido una campaña fácil a causa de los extremistas que han decidido llevarse de calle las reglas democráticas con tal de asegurar el triunfo de sus correligionarios o por lo menos la derrota de sus adversarios.

Somos un país en el que aplica a la perfección una de las leyes de Murphy: “Toda situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar” y en esta campaña ha quedado plenamente demostrado. Cuando creíamos que el acuerdo de paz logrado con las Farc-Ep permitiría unas elecciones ejemplares donde se verían propuestas concretas de todos los candidatos para lograr un desarrollo sostenible y, como dice la Constitución, lograr la convivencia pacífica dentro de un orden justo, salió lo peor de la colombianidad en cabeza de los dirigentes de los grupos políticos aparentemente mayoritarios.

Como si la guerra les hiciera falta, el uribismo y el petrismo decidieron incendiar el país para lograr sus propios fines. El uribismo que desde la campaña por el referendo de la paz está dedicado a sacar lo peor de su fanaticada, no ha hecho sino incrementar su táctica. Atizando las más bajas pasiones de sus electores y a sabiendas del fanatismo irracional que la mayoría de los seguidores tienen por su mesías, han pasado de “sacar la gente emberracada a votar” a sacarla asustada. He visto celadores aterrados porque ven como real la posibilidad de que el “castrochavismo” se imponga en Colombia y les expropie el único kepis que tienen para ejercer su delicada labor.

El petrismo no se queda atrás. Tal como hacía desde el balcón del palacio Liévano a donde lo encaramó un Procurador abusivo, el candidato reduce todo a un conspiración de los “mafio-periodistas, mafio-políticos, mafio-todo y de la oligarquía nacional que no quiere dejar que Colombia sea salvada del abismo por ese mesías de la izquierda que vino del frío de…Zipaquirá.

Entre tanto, los candidatos de centro se pierden en los meandros de esa espiral de violencia en la que no hay equilibrio ni siquiera en la calificación de los hechos. Equiparan una agresión física, con un abucheo. Un balazo a un tomatazo. Un desplazado a un turista. Una emboscada con un combate.

Afortunadamente la democracia todavía funciona y es nuestro deber aprovechar sus beneficios antes de que alguno de esos que las encuestas dicen que van a ganar, acaben con ella. Hay suficientes y buenas opciones de centro o con comprometimiento ideológico pero ejercido con arreglo a las reglas de la democracia.

Hay que ejercer el voto para castigar a todos esos extremistas. Ni un voto debería depositarse por aquellos que intentan dividir el país desde un maniqueísmo construido a partir de sus propios traumas. El Estado y su manejo es un asunto tan serio que deberíamos ponernos de acuerdo en, por lo menos, elegir gente aparentemente normal. Que lo sean y lo parezcan.

@Quinternatte