Emergencia Económica vs. taser inflacionario | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Septiembre de 2022

La terapia de choque del gobierno Petro es necesaria. Colmo de males, Claudia López premia al equipo Duque con las Juntas Directivas del Grupo Energía de Bogotá.

El caos energético se manifestará en futuros racionamientos, y costosos o insuficientes suministros. La regresiva inflación carburó por la *infla-mable* invasión a *l-ucra-nia*, y la malicia con la que el gobierno Duque detonó descargas eléctricas contra los electores del cambio.

Cinco décadas atrás Piero publicó “Las Cosas que Pasan”, y hace treinta años Guerra canta el “Costo de la Vida” sube otra vez, mientras los tecnócratas y agentes del mercado siguen minimizando nuestra existencia al transarla mediante “bajastas”. Perversos, sus modelos deshumanizan y canibalizan a la mayoría.

En la cadena de suministro falta remordimiento y sobra sevicia, porque cada intermediario infla precios para agrandar su tajada. Esa corrupción en cascada funciona en la especulativa economía moderna, que sustituyó la competencia por la cartelización para consolidar ganancias monopólicas, precios desfasados de los costos de producción, y externalidades como la deuda, desigualdad o contaminación.

Manipulan estadísticas y diseñan indicadores *chimbólicos* para empequeñecer a los ciudadanos y las “ofertas de valor”. Por eso los desreguladores o los malos reguladores rinden tributo a los paraísos fiscales, y los gerentes crearon el milagro de la “reduflación” para resolver el problema de la Agencia, conciliando la inflación redundante con los bonos por resultados artificiales: falaces, insensibles o insostenibles.

Bien lo sintetizó Wilde: “tonto es quien conoce el precio de todo y el valor de nada”. Ahora los gremios cierran filas para defender a los competidores desleales y Ecopetrol, cuyo anacrónico sindicato disfruta de exclusivos beneficios extralegales.

Eliminar los subsidios a los impuestos y los combustibles fósiles es necesario para incentivar la transformación sostenible, pues los escalafones dicen que somos un país de energía renovable, pero las cocinas y los medios de transporte, que consumen el 85% de nuestra matriz energética, son netamente contaminantes.

Al sector eléctrico se le fueron las luces hace 30 años, y hace rato viene produciendo sombras. Ignora las fuentes geotérmicas, y, careciendo de facultades innovadoras o de responsabilidad social, la Creg y la SuperServicios sólo actúan como entidades de control ante ciertas normas; sin embargo, el juego está mal diseñado, pues no cuida el espíritu de la competencia y tampoco tiene como objetivo mejorar integralmente nuestra calidad de vida.

Tal como el Banco de la República, XM también apela a la excusa de la Independencia y el cuento de la “egonometría”, que mide su soberbia, para evadir la Interdependencia -concepto esencial en eras y dominios de redes-, o la necesaria corrección de sus inecuaciones. En consecuencia, el déficit y la deuda seguirán creciendo, porque las élites se acostumbraron a los subsidios que benefician a sus malas energías: no a los alimentos, la vivienda, la educación y la salud.

La burbuja posmoderna floreció. Sector regulado y fuera de control, modernicen la energía y promuevan la Justicia Tarifaria; también intervengan los precios de los alimentos, pues hace décadas permanecemos en Emergencia Económica.