El enfrentamiento entre politiqueros de oficio es una "farsa para buscar votos", a lo cual le apuestan los avivatos que invierten su dinero en promoverlas, y los que se lo creen.
Manida costumbre, la más fácil y nociva, entre gamonales de provincia secundada por ególatras enfermos de poder a cambio de puestos públicos o favores personales con recursos del Estado, y la complicidad de idiotas útiles ingenuamente perversos que abrigan la esperanza de conseguir algo supuestamente mejor a lo que poseen y creen lograrlo con su apoyo a esas prácticas corruptas.
En otras palabras, para servirse a sí mismos porque sus prioridades son solo las suyas y nada más.
Pseudo caudillos disfrazados de altruismo y generosidad, pero que en realidad son un engendro de codicia voraz e insaciable donde el fin justifica los medios.
Una de nuestras fuentes de consulta para esta ocasión, Andrés Gómez Polanco, estudiante de Ciencias Políticas, (Quito-Ecuador. asgomez@udlanet.ec), comienza su escrito refiriéndose a las corrientes de derecha e izquierda, como dos denominaciones relacionadas con su ubicación en el recinto de la Asamblea Nacional de agosto-septiembre de 1789 en París, convocada para debatir sobre el peso de la autoridad Real frente al poder de la Asamblea Popular en su futura Constitución, denominación obsoleta a criterio de los politólogos pero que los personajes de marras han resuelto mantener vigente para justificar sus pretensiones electoreras. Además, porque ahora está de moda a nivel global entre las grandes potencias, valerse de sus títeres a sueldo con iguales denominaciones, para revolcar el mundo en nombre de las insatisfacciones y frustraciones de los más necesitados.
Es así como en el escenario público, la farsa politiquera de las discordias entre partidos o grupos y sus dirigentes, se utilizan sólo para granjearse simpatías entre quienes les hacen el juego y se lucran de ello. “Maquiavelismo puro como un modo de proceder con astucia, doblez y perfidia" "Si el pueblo quiere gladiadores, dale gladiadores y te amará. Ese es el sentido de la frase “panem et circenses” (pan y circo). Comedia ideada para utilizar a los electores y hacerlos vivir en función de falsos ideales y consignas engañosas, valiéndose de la inconsciencia de las masas, de su ignorancia y de sus emociones.
Entre tanto cabe la reflexión: "No dejes que otros siembren odio en tu corazón, sólo porque ellos lo tienen o porque quieren usufructuarse del mal ajeno" Permitírselo con nuestro voto, hará que terminen por llevar el mundo al abismo, sin siquiera percatarnos del mal que estamos haciendo, cuando lo requerido es una nueva visión del mundo encaminada a conseguir la convivencia.
"En el fin del nacionalismo y otros escritos y discursos sobre la construcción europea, Joaquín Villa en Los lunes de El imparcial (ensayo) cita que "Konrad Adenauer invoca la transparencia de la vieja política y dice que: Un partido debe participar en las iniciativas de otros partidos, (...) porque ningún partido puede salvar al país por sí solo, y tienen que cooperar entre sí por el interés del pueblo..." Lo otro no sirve de nada.