Entrometidos | El Nuevo Siglo
Viernes, 9 de Septiembre de 2022

Cada pueblo es libre y soberano para definir su propio futuro, pero en Colombia hemos resuelto entrometernos en las determinaciones de otras naciones, tal es el caso de Chile y su reciente negativa al cambio Constitucional propuesto por Gabriel Boric Font, democrática y legítimamente elegido Presidente de esa nación.

Mientras tanto, entre nosotros y tratándose de dictaduras, así como hay "pinochetistas", también hay a quienes incomoda Nicolás Maduro (Venezuela) y Daniel Ortega (Nicaragua), tan dictadores como el primero, pero de izquierda.

Recordemos que Augusto Pinochet, comandante en jefe del Ejército de Chile, fue dictador de 1973 a 1990 y arrestado luego en Londres mediante orden de detención del juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, por los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas. Luego vino su posterior liberación, pero hoy día es parte de una historia fascista de ingrata recordación, a la que si bien se le atribuyen algunos aciertos en la coyuntura económica que manejó, provocó igualmente más de 3.000 asesinatos y desapariciones.
Por su parte, Maduro y Ortega, con múltiples quejas en su contra como dictadores, los colombianos de a pie no seremos quienes podamos removerlos, son ellos allá y las organizaciones internacionales con sus bloqueos y censuras.
Entre tanto, la situación en Colombia demanda del máximo esfuerzo y colaboración ciudadana, en lugar de dilapidar energías preocupándonos por la suerte de los vecinos y buscando asociarla con el gobierno de Petro, quien además de sus claros mensajes sobre su estilo, comenzó con una nómina de ministros experimentados, de muy alto nivel académico y con propuestas de beneficio general. Nada que ver con una "segunda Venezuela" como se ha querido hacer creer mentirosamente desde la campaña si llegare a ser elegido.

Renovar relaciones con los venezolanos es bueno y los comerciantes y exportadores tendrán que reconocerlo. De otro lado, el litigio con Nicaragua se maneja dentro del mayor sigilo y prudencia.

Aun así, el fantasma de la izquierda no deja dormir tranquilos a muchos que ni siquiera tienen de qué preocuparse, porque creyéndose ricos sin serlo, no serán por igual razón quienes ayuden a sacar económicamente a Colombia de la crisis causada por los gobiernos anteriores, particularmente el de Iván Duque, quien dejó la deuda más alta e inclusive una inflación que supera el 10%, para no hablar del déficit fiscal y otros problemas más.
Colombia, a diferencia de Chile, no lucha por aprobar una nueva Constitución nacional, ese proceso ya se surtió en nuestro país hace años. Una Asamblea Constituyente aprobó la Constitución de 1991 en reemplazo de la de 1886 y es ahora la carta de navegación del presente gobierno, aunque a través del Congreso en los últimos treinta años le hayan hecho 55 reformas para modificar alrededor de 108 artículos, entre los cuales están la reelección presidencial y la eliminación de la mesada 14 de los pensionados a partir del año 2005.

Ocupemos entonces de lo nuestro, sin entrometernos en los problemas internos de los países vecinos, pues seguramente esos gobiernos poco podrán hacer por lo que también suceda en Colombia, así se crea lo contrario.