ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Agosto de 2011

Con las barbas en remojo


“Abusos de monopolios pueden estar llegando a su fin”


CUANDO   a finales del siglo pasado en Colombia la Comisión Nacional de Televisión, CNTV, adelantaba el proceso de privatizar la operación de la programación y emisión del sector, nosotros desde estas mismas columnas, señalábamos, una y otra vez, sobre el inmenso riesgo que el Estado corría al facilitarles a intereses particulares la utilización a discreción del poder de la información. Recordábamos cómo el general De Gaulle se cayó por hacerlo y cómo en realidad fue la televisión global la que terminó de colapsar a la Unión Soviética. Y advertíamos que, de hacerlo, esta situación debía tasarse compensatoriamente en el momento de otorgarse las concesiones respectivas
La descriteriada CNTV no tuvo en cuenta estos factores y al no hacerlo se vio obligada por un tribunal de arbitramento a retornar parte del valor de dichas concesiones porque sólo consideró la famosa torta publicitaria a repartir como base fundamental del costo.

zCraso error que hoy estamos pagando muy duro, hasta el punto que el duopolio producto de este engendro actúa sin Dios ni Ley en los nuevos escenarios, de tal forma que la incapacidad manifiesta de la CNTV para vigilarlos y regularlos fue, quizás, la principal causa de su liquidación legislativa.


Por estos días hemos presenciado una lamentable demostración de cómo este inmenso poder mediático en manos de un monopolio arrasa con los derechos fundamentales de los ciudadanos. Es el caso del imperio de Rupert Murdoch y su criminal escándalo de las chuzadas en el Reino Unido. Y esto sin contar cómo en los Estados Unidos su cadena Fox de noticias ha cambiado el tradicional equilibrio de poder bipartidista por su descarado apoyo a la extrema derecha republicana.


Estas lamentables experiencias deberían ser tenidas en cuenta en la hora presente cuando el Gobierno se dispone a poner en orden todo lo relacionado con la vigilancia y el control de nuestra pantalla chica. La semana pasada alertábamos sobre los peligros de una “balcanización” de las funciones reguladoras y la omnipresencia de los intereses económicos de las grandes cadenas y, sobre todo, de la injerencia de multinacionales de la información “al lomo” de la convergencia planetaria.


En tiempos de convergencia tanto de tecnologías como de servicios y sobre todo de medios, lo que ha sucedido con los usos y abusos del señor Murdoch deben alertar al presidente Santos y al ministro Molano sobre la tarea por cumplir y servirles a los medios colombianos que actúan en forma descaradamente prepotente para ir poniendo sus barbas en remojo. Porque en los territorios informativos sucede lo mismo que en los campos de la política: el poder absoluto corrompe absolutamente.
Gracias a esa gran convergencia tecnológica de las TIC y que se hacen espléndida realidad a través de la Internet, estos abusos monopólicos están siendo puestos en evidencia. Todavía estamos a tiempo para frenar la soberbia de estos poderosos intereses que todos los días hacen alarde de no tener límites para sus ambiciones y propósitos. Hoy los dos países más desarrollados del mundo han sido sus víctimas. ¿Apostaremos a serlo nosotros?
ernestorodriguezmedina@gmail.com