ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 12 de Noviembre de 2011

 

Cambio de rumbo en España
 
EL  caos económico en que el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero sumió a España es una palpable demostración de cómo la incompetencia reelegida es el peor de los males en una democracia. Mas de 5 millones de desempleados, un desastre fiscal, una debacle financiera y una absoluta falta de credibilidad política, es el lánguido y desalentador escenario en el que los españoles irán a las urnas este próximo 20 de noviembre y desde ya se anuncia como un hecho la victoria del Partido Popular, con Mariano Rajoy como próximo inquilino de La Moncloa.
Rodríguez Zapatero ha sido un fiasco monumental. En sus largos años de gobierno fue literalmente incapaz de reactivar la economía y el aparato productivo. Nunca pudo controlar el gasto público y tampoco dio pie con bola en el manejo fiscal. Y fue apabullado por una cerril oposición de los “populares” que, dicho sea de paso, jugaron electoralmente a aquello de que “entre peor, mejor”.
La situación española es verdaderamente preocupante. Luego de las crisis de Islandia, Grecia y la muy probable de Italia, todas las condiciones estarían dadas para que el próximo en caer sea el país ibérico. Lejos están los días en que los españoles gozaron de una bonanza, fruto del ingreso a la comunidad europea y hoy se habla de que si no se arreglan pronto las cosas habría dos Europas: la de los países serios en su responsabilidad fiscal, con Alemania y Francia a la cabeza, y otra en la que cabría el resto con todos sus problemas y todas sus crisis, en donde estarían, entre otros, Italia, España y Portugal.
La famosa propuesta socialista de un “Estado del bienestar” parece haberse quedado en un “Estado del medioestar” o lo que es peor aún, en un “estado del malestar”. Ha sido una época de vacas flacas en donde se culpa a la especulación rampante y a la falta de políticas serias de producción, que hubieran podido incentivar la inversión y disciplinar el ahorro. Por ello no es gratuito que en las calles de sus principales capitales naciera la protesta masiva de los “Indignados” y que ésta se hubiera esparcido por el mundo en forma endémica y epidémica.
El poco carismático Mariano Rajoy ha prometido “un cambio de rumbo”, pero se ha negado a mostrar sus cartas. Su Partido ha prometido, entre otras cosas, la reactivación industrial, la reducción drástica del gasto público, el aumento masivo de la inversión y la recuperación de la confianza y la consecuente credibilidad en el gobierno. Manejar una economía real y no especulativa, basada en el conocimiento, la productividad, la innovación y el valor agregado, recomiendan los entendidos. Para ello Rajoy necesitará con urgencia un pacto político y deberá rogar porque los socialistas no les apliquen de su misma medicina: la crispación como oposición.
A Colombia le conviene una España próspera y exitosa, pues muchos son sus vínculos políticos, económicos y culturales. Y debemos mirar esperanzados los nuevos signos políticos, especialmente los relacionados con el retorno de la paz con el manifiesto de ETA de deponer las armas y cesar la lucha armada.