Ernesto Rodríguez Medina | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Diciembre de 2014

OPINIÓN ORBITAL

La desintegración de San Andrés

 

El  brillante y veterano internacionalista Enrique Gaviria Liévano, lanzó esta semana en el Club de Abogados su último libro sobre este polémico tema. Y lo ha hecho con la autoridad y la sapiencia de toda una vida dedicada a la defensa de nuestros derechos .Con el mismo título y a lo largo de 21 capítulos, escritos con donosa prosa, nos presenta una enjundiosa investigación jurídica e histórica de lo que ha sido el devenir de este litigio centenario.

Calificándolo como uno de los hechos más dolorosos y vergonzosos de nuestra historia diplomática, por haber perdido 75 mil kilómetros de mar y toda una gran riqueza pesquera, el autor precisa que el fallo de la Corte de La Haya adolece de contradicciones e imprecisiones gravísimas y revela cómo serios errores y omisiones, por culpa de pasados gobiernos y sus agentes, nos llevaron a tan desastrosa sentencia. Extendiendo la acusación al actual Gobierno por su manera errática de asumir la condena.

Para Gaviria Liévano el error inicial de Colombia fue no haber tomado en serio los anuncios que hacía Nicaragua de que nos demandaría y, asumir, equívocamente, que se trataba de una simple amenaza sin fundamento. Por esto no se preparó adecuadamente e improvisó en forma lamentable, encargando a dos excancilleres, con evidentes méritos políticos, pero carentes del necesario conocimiento del derecho internacional y de unas estrategias que realmente hubieran podido garantizar la adecuada defensa de los intereses colombianos. Nicaragua, por el contrario, contó con un formidable equipo de juristas y duchos diplomáticos, como lo fue la de Panamá.

Vino luego una cadena de equivocadas actuaciones de Colombia en la propia Corte como, por ejemplo, retirar la captación de la jurisdicción del organismo y denunciar intonsamente el llamado Pacto de Bogotá, bajo la falsa creencia de nuestra actual Canciller de que con ello se impediría a Nicaragua presentar una segunda demanda sobre sus pretensiones a una plataforma continental extendida. Por tener que esperar un año para la expiración de su vigencia los nicas pudieron presentarla sin mayor problema.

Otra gran equivocación fue cambiar el Meridiano 82 por la llamada Línea Media, como principal y decisivo límite marítimo. Para el tratadista Wats fue un mensaje equivocado a los jueces de La Haya que habrían visto nuestra posición como poco lógica e inconsistente y les dio vía libre para trazar una línea que resultó fatal para las aspiraciones nacionales.

No menos absurdo fue el haber abandonado la posibilidad de negociaciones directas, que le hubieran permitido a Colombia proponer fórmulas de explotación conjunta de los recursos en el área en disputa. Posibilidad que no se puede aún descartar en un eventual diálogo directo sobre el propio fallo.

Padre de la que el expresidente Alfonso López Michelsen llamó "la doctrina Gaviria", el autor se lamenta de que los gobiernos colombianos no hubieran aceptado su propuesta de declarar a San Andrés y Providencia como Archipiélago de Estado, como en casos similares sí lo han hecho una decena de países, permitiendo que sus aguas interiores quedaran exclusivamente de Colombia pero respetando el sobrevuelo foráneo en su espacio aéreo. Esto hubiera impedido que el fallo lo desintegrara por constituir una entidad integral. 

Finalmente el exembajador estima que aún no es tarde para hacerlo y lograr con esto "una situación nueva" que  permitiría la revisión del fallo.

Este libro se constituirá en un gran referente para establecer responsabilidades en una pérdida tan catastrófica como lo fue la de Panamá y también, por qué no decirlo, tan lamentable como el abandono de nuestra defensa del recurso orbital geostacionario. Nosotros tuvimos el honor de compartir con Gaviria Liévano los mejores días de esa defensa allá por los 80 en la ONU.

ernestorodriguezmedina@gmail.com