Ernesto Rodríguez Medina | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Noviembre de 2015

"Su mensaje de terror lo han globalizado"

OPINIÓN ORBITAL

Los locos de Dios

 

LAS  llamas que devoran a Irak y Siria están azotando a Francia y amenazan a Europea entera, por cuenta de una máquina de escalofriante terror, que se hace llamar "Estado Islámico" y al que se le conoce por sus siglas en inglés como ISIS. Su gran empeño es librar una guerra santa de profundas reivindicaciones étnicas y religiosas. Con fanatismo delirante ha concitado a muchos grupos tribales y ha logrado convertirse en una sólida organización autosuficiente, bien adoctrinada y mejor financiada. Hoy domina territorialmente una superficie cercana a los 300 mil kilómetros cuadrados y pretende conquistar a  sangre y fuego a estos dos países, que hoy van camino de convertirse en Estados fallidos.

 

Su tenebrosa labor de adoctrinamiento y propaganda la cumple gracias a las redes sociales de alcance global y a la interacción sistemática y sofisticada de avanzadas plataformas digitales. Inicialmente célula de Al Qaeda, se desmembró posteriormente para actuar en forma independiente. Parte de su éxito estriba en que sabe actuar localmente, en defensa de las regiones conquistadas, pero se proyecta internacionalmente para el logro de sus megaproyectos ideológicos. Por ello, y no hay que equivocarse, tiene cada día un mayor arraigo popular y gana con celeridad miles de simpatizantes en todo el mundo musulmán. Si consideramos que uno de cada cinco habitantes de este planeta es seguidor del profeta Mahoma, ya podemos dimensionar el alcance que está tomando este peligroso experimento. 

 

Dicho mensaje pretende revivir la Edad de Oro del Gran Califato de Bagdad, antes de su derrota mongol, allá por el siglo doce. Su gran Jefe, el emir Al Bagdalí, férreo pero discreto líder, ha prometido a su raza  devolverle "la dignidad, la fuerza, sus derechos y sus libertades".  Los "guerreros" de Alá han sabido combinar el fanatismo religioso con una gran experiencia militar y por ello han logrado aplastantes victorias contra fuerzas iraquíes, sirias y kurdas. La más grande  fue tomarse, hace un año, la segunda ciudad de Irak, Mosul. En cuatro días tres mil  yihadistas derrotaron sesenta efectivos iraquíes. 

 

El reinado de terror  ha dejado, en escasos  dos años de operaciones, al menos cinco mil muertos. Cuidadosamente proyectadas al telón mundial. Este tsunami asesino no ha pasado inadvertido para todos los gobiernos árabes, si bien sus homólogos occidentales no han atinado a comprenderlo. Por ello y con el epílogo de París, luego de gastar millones y millones de dólares y euros en una fracasada guerra contra el terrorismo, los miedos y las indecisiones siguen golpeando a los líderes de Occidente. Una anunciada y creciente escalada demencial a nombre de Al Tawhid o Dios es Todo, debe llevarnos a todos a darnos cuenta de que no podemos seguir viviendo mirando solo nuestro campanario regional. Y que sea ocasión para afinar nuestra atención y nuestra política exterior hacia los asuntos árabes.

 

Con toda razón, Francisco ha dicho que la tercera guerra mundial ya comenzó. Para muchos la culpa lejana la tuvo el incendio de Constantinopla. La cercana, la estúpida invasión de Bush jr. a Irak, que hizo trizas todas las alianzas tribales.