¡Vaya coincidencias! se suicida el policía que más debía saber de protocolos de seguridad en Colombia pues cuidaba al presidente desde el famoso piso 13 de la Dian (¿?) Cualquiera que tenga diez minutos de instrucción en seguridad entiende que un arma de dotación no se deja abandonada un milisegundo. Al mismo tiempo aparecen muy limpios los cuatro niños que llevaban perdidos cuarenta días en el “infierno verde” como le dicen a la selva los militares expertos en monte. Un operativo de búsqueda que contó con la última tecnología en búsqueda y rescate y con saberes ancestrales pero que terminó de manera feliz gracias al perro Wilson que fue quien los encontró y lo esfumaron.
Niños que aún ni los mismos militares e indígenas entienden cómo aparecieron en un lugar por el que ya habían sido buscados tres veces según relata un líder indígena que apoyó la búsqueda en el infierno verde. Y en Cuba, al mismo tiempo, se firmó lo que llama el gobierno una tregua con elenos y que consiste en que dejan de matar militares, policías y ciudadanos, pero siguen con derecho a extorsionar y “cobrar impuestos” como eufemísticamente llaman al secuestro estos dementes.
Hechos paralelos, increíbles y muy cuestionables y que ya pasaron al olvido como todo en la desmemoriada Colombia. Por eso Benedetti salió tranquilo al partido de fútbol en Turquía, mientras el coronel Óscar Dávila, con familia y méritos supuestamente se suicidaba… tal vez la persona que más sabía sobre los evidentes hechos de abuso de poder del gobierno Petro y financiación ilícita de su campaña a la presidencia. El caso más asquiento de la política colombiana desde el proceso 8.000. Caso Benedetti- Sarabia o proceso 15.000.
Hechos paralelos que cayeron de perlas luego de una tambaleante semana para Petro. Y silenciados miserablemente usando a cuatro niños que obviamente liberó la guerrilla (los duendes de camuflado). Niños con medias grises nuevas y limpias. Only in Colombia dirían algunos más sofisticados…
Esto me recuerda el régimen de responsabilidad del transportista aéreo internacional en los inicios de la aviación comercial. Había una causal de exoneración de responsabilidad del transportista aéreo llamada “error del piloto”. Ya se imaginarán la cantidad de accidentes aéreos que hubo sin que respondiera la aerolínea, pues las aerolíneas siempre se exoneraban argumentando que fue un error del piloto. El piloto se suicidó, estaba ebrio, deprimido o loco. Como el piloto jamás sobrevivió a los cientos de accidentes de aviación que hubo en el inicio de la aviación pues el tema era una burla.
Afortunadamente este chistecito del error del piloto fue abolido como eximente de responsabilidad desde hace ya varias décadas. Pero es lo mismo… El que más sabía se suicidó… toda la información ahora resultará que la tenía el coronel y seguramente tenía problemas siquiátricos y manías que lo hacían chuzar funcionarios y el pobre terminó suicidándose. Caso cerrado. Un “error del piloto” y caso cerrado.
El abuelo indígena tenía razón. El infierno verde tiene sus misterios… son duendes de verde y botas pantaneras. Les gustan los perros.