Escuela y sociedad abierta | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Agosto de 2022

Jean-Michel Blanquer, exministro de educación nacional de Francia, en una muy reciente visita a Colombia, al dar cuenta de los retos que debió enfrentar en su reconocida gestión, particularmente ante  la crisis generada por la pandemia del covid-19, hizo valiosas consideraciones, enmarcadas en los conceptos de escuela y sociedad abierta, que resulta pertinente destacar por su pertinencia para nutrir las reflexiones que nos corresponde hacer en Colombia sobre el futuro de nuestro sistema educativo y, especialmente, de la formación de los más pequeños.    

El cierre obligado durante varios meses de las escuelas debía ser aprovechado, en palabras del exministro, para poner de presente la importancia de las mismas para la sociedad como escenarios de aprendizaje de los valores esenciales de la democracia y como primer laboratorio de construcción de convivencia, en la línea del mensaje que, en nuestro caso, expuso Santander para explicar la importancia de la educación pública. Así mismo, Blanquer resaltó la trascendencia de lo que ocurre en el cerebro de los niños durante los primeros años de vida, y de la incidencia de las oportunidades que se tengan en ese periodo inicial de 0 a 8 años para el futuro de cada uno de ellos y en general de la respectiva generación.   

Por ello, en su criterio, sin perjuicio de la importancia de las medidas en materia sanitaria y económica para enfrentar la pandemia, debía ubicarse la escuela en el centro de las políticas públicas como prioridad fundamental, para garantizar el desarrollo y el respeto de la igualdad de oportunidades para todos los niños y niñas, atendiendo la misma lógica que llevó a  definir que el inicio  de la instrucción pública obligatoria debía darse desde los tres años  y no desde los 6, como antes se preveía, y a orientar prioritariamente recursos para tener en los barrios más pobres salones de clase con un máximo 12 alumnos en las edades de 5 a 7 años. 

Blanquer hizo especial énfasis en la importancia para la construcción de una sociedad abierta, en que el niño pueda encontrar en la escuela los elementos y los hábitos para construir su libertad, poder escoger, abrirse al futuro y definir su camino, sabiendo considerar la libertad de los demás: leer, escribir, contar, y también respetar al otro. Niños y niñas, con raíces fuertes, con una cultura general sólida que sepan de dónde vienen y se sientan orgullosos de ello, al tiempo que estén en disposición de ver en los otros sus virtudes. 

En palabras del filósofo Edgar Morin, con los saberes necesarios para el mundo del mañana, en el que ayuden a construir la libertad colectiva gracias al conocimiento y a su participación ciudadana, y en el que la racionalidad se perciba igualmente en la capacidad de reconocer el error, en la actitud democrática y en la interiorización de una ética de la libertad.  

Así mismo el exministro expuso algunos de los principales retos que enfrenta hoy la sociedad para crear un mundo más humano en un contexto cada día más tecnológico y en particular en cómo lograr que los progresos científicos y técnicos se hagan en clave de humanismo y no de su negación. 

En el contexto específico de la escuela, considera necesario ir paso a paso en el acceso a los medios tecnológicos para dar herramientas que eviten la superficialidad en el manejo del cúmulo de información disponible, las derivas del inmediatismo de las redes sociales y las trampas éticas en el manejo de la informática. 

Igualmente discute lo que llama “falsas utopías tecnológicas” como la no necesidad de maestros, pues por el contrario, afirma que en el mundo de la inteligencia artificial se necesitará aún más la guía del profesional formado para orientar y potenciar el nuevo conocimiento. La pandemia, por lo demás, puso de presente que la mejor enseñanza posible a distancia no reemplaza la clase presencial, ni el hecho de compartir con el profesor y los demás alumnos, ni suple las necesidades cognitivas y psicológicas propias del escenario escolar.   

@wzcsg