Mentirosas y tramposas, muchas personas venden productos por los cuales jamás pagarían. Es simple: Usted manipula su identidad o sabotea su carrera; necesitando sobrevivir o deseando prosperar, debe aprender a engañar o proyectar falsas personalidades.
La esencia está sometida a la conveniencia. Además, el desempeño, el reconocimiento y la reputación tampoco son genuinos. Por ejemplo, los informes de sostenibilidad retratan aspiraciones (no realidades), las certificaciones de calidad de las EPS demuestran la degeneración del mejoramiento continuo, y los mejores lugares para trabajar ostentan más recursos para pagar aspectos transaccionales.
El tiempo dedicado al trabajo consume la mayor parte de la vida, y la mantiene desconectada de sí. Constantemente somos forzados a hacer malabares para sortear demandas absurdas, conflictivas e insostenibles. Y, de manera implacable, nos juzgan por cualquier error, propio o ajeno, de “pensamiento, palabra, obra u omisión”.
Naturalizamos ese acomodamiento en función de las expectativas ajenas-autoimpuestas. Igual, esa dinámica es caprichosa, y las consecuencias no justifican la renuncia a ser nosotros mismos, siendo vulnerables a perder el equilibrio de nuestra vida personal o laboral, tratando de complacer a diversos grupos, y cumplir con lo que exigen los jefes.
Tendemos a olvidar, ignorar o corromper nuestros valores y creencias, para encajar o funcionar. Y podemos terminar confundidos, sin saber quién nos mira a través del espejo. Todo porque había baja autoestima, sentía trato injusto o perdió el control. Disonancia Cognitiva, tenemos un precio y justificamos aquello en lo cual estamos dispuestos a convertirnos, señalando que nos permitirá mantener un contrato, mejorar ingresos u obtener posiciones de poder.
Incoherentes, todos clamamos Integridad y abogamos por la Equidad-Igualdad. Pero los Extrovertidos perciben mejores salarios (How Your Personality Type Impacts Your Income, 2019); también los narcisistas, porque en la guerra y en el mercado todo se vale (Corporate Psychopathy. Investigating Destructive Personalities in the Workplace, 2020).
Presuntamente, hay métodos para evaluar nuestras preferencias naturales, y cómo han sido adaptadas o “desviadas”, en reacción a las experiencias de la vida y en respuesta hacia el entorno. Esto activa conflictos de intereses, especialmente internalizados, cuya negación o descuido desemboca en la “falsificación” del Tipo Psicológico, y, posteriormente, emergen el autoengaño, la incomprensión, el auto rechazo y el desgaste, por andar a marchas forzadas o farsantes.
Entendiendo e imponiendo “El Mundo como Voluntad y Representación” (Schopenhauer, 1819), hay quienes tienden al pesimismo, pero deben ocultarlo porque los cazatalentos censuran que estén “bien informados”, sean honestos o desafíen la inercia escrutando el sentido de cualquier oportunidad laboral. Otros aparentan plenitud con su ocupación, y lamentan no haberse dedicado a otro oficio; quizás aquella carrera no pagaba bien o podría decepcionar a alguna figura de “autoridad”.
Agentes de cambios, cuando renunciemos a la arrogancia y la sumisión ante las esquizofrenias-psicopatías corporativas, la economía se humanizará y la humanidad será sostenible.