Propongo un ejercicio mental sencillo: piense por un momento que su ingreso al año sean 130 millones de pesos, es decir, cerca de 11 millones al mes. No está nada mal. El año siguiente su jefe le sube a 160, es decir, 13 millones 300 mil al mes. Buen aumento, un acto generoso. Al siguiente año se repite la nobleza de su jefe, le sube de nuevo, esta vez a 200 millones al año, que equivale a 16 millones 600 mil al mes. ¡Wow! Su jefe debe estar bastante contento con usted.
Como si fuera poco, para el próximo año el jefe promete pagarle 245 millones, es decir, un poco más de 20 millones al mes. ¡En cosa de tres años usted duplicó lo que se gana! Un puestazo.
Sin embargo, usted aparece donde su jefe y le dice: necesito 25 millones más el próximo año, es decir a 270 millones (22 al mes), o no me alcanza la plata para vivir.
Tenga en cuenta que esto es por encima de los 40 millones que ya le prometieron. Con lo cual, respetuosa y cariñosamente su jefe le dice: venga, amigo, ¿será que sus gastos están desbordados? Usted pasó de ganarse 130 a 245 millones en tres años, ¿y aún no le alcanza?
Usted responde que esos son sus gastos, tuvo novedades de salud con la pandemia, quiere comprar unas tierras, invertir más en la educación de sus hijos, dar una mensualidad a unos tíos mayores que están sin con qué, contratar un cuerpo de seguridad para su casa, ha subido el gasto en combustible y la comida está muy cara. Sus gastos no paran de crecer. Aparte, su esposa no para de viajar.
Su jefe se queda preocupado. A usted no hay plata que le alcance. Entre más tiene más gasta. Él empieza a pensar, sensatamente, que usted no sabe manejar la plata.
Esta y no otra, es la descripción de lo que le pasa al gobierno de Colombia. Para continuar el ejercicio mental, reemplace el rol del empleado por una mezcla entre el ministerio de Hacienda, la Presidencia y el resto del gobierno. En el rol del jefe ponga a los que pagamos impuestos cada año. Por último, donde dice millones ponga billones es decir millones de millones. Los años de esta historia son de 2020 a 2023.
Refraseo la historia: lo que pagamos en impuestos pasó de 130 billones en 2020 a 245 billones en 2023. Y el gobierno todavía quiere 25 billones más, en una reforma tributaria que va a primer debate en una semana. Hasta los uribistas se reunieron con Petro para avalar que el jefe sí le va a dar más plata al empleado.
No obstante, el jefe no son los congresistas. De hecho, ellos son de los que más aman el gasto. El jefe somos nosotros, los contribuyentes que tenemos que producir esa plata con nuestros sueldos o la actividad de producir, vender y generar utilidades.
Por una trasposición absurda de papeles, el presidente y su ministro de Hacienda posan de jefes, y deciden cuánto darse a sí mismos. Al punto que han decidido regañarnos porque no les pagamos más en impuestos.
En 2021 les pagamos 30 billones más que en 2020. En 2022 aportamos 40 billones más que en 2021. Y en 2023 le daremos de nuevo 40 billones más que en 2022. ¡Y todavía les faltan 25 billones! ¿No será más bien que entre más tienen más gastan, no hay plata que le alcance, y sencillamente no saben manejar la plata?