GENERAL (R.) LUIS E. GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Abril de 2012

Teman a la Plaza de Bolívar

 

Por  ser aplicable en todos los municipios del país, es saludable tener en cuenta esta recomendación, especialmente las autoridades administrativas de ciudades capitales, recordando que son responsables de autorizar la realización de diferentes actividades en estos lugares centrales, de riesgos insospechados. Ya se manifestó el Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá en días pasados ante ciertos desórdenes que se presentaron en la capital con motivo de una presentación musical autorizada por la Administración; no sé hasta dónde se consulta el concepto del Comandante antes de aprobar la realización de un evento, pero no olvidemos que estas concentraciones conllevan alto riesgo.

Seguramente el uso inveterado de los escenarios, hasta ahora sin consecuencias que lamentar, nos va insensibilizando de cara a la prevención de situaciones caóticas producto de tumultos inesperados convertidos en turbas, inmanejables la mayoría de veces. Es por esto que pregunto si el Comandante de la Policía es consultado para estas lides, pues sólo él, con su experiencia y profesionalismo acompañado de un equipo experto en diferentes disciplinas, puede conceptuar sobre la conveniencia o inconveniencia de autorizarlas, que se pueden convertir en un problema si no se toman ciertas medidas y precauciones, a más de fijar condiciones o protocolos que deben cumplir los directivos, organizadores o voceros del evento.

Permítanme hacer algunas consideraciones tomando como ejemplo Bogotá, que al igual que muchas otras cuenta con una gran plaza ubicada en el centro de la ciudad, donde funcionan oficinas públicas. En un ligero recorrido podemos observar la capacidad que tiene el área para albergar un número representativo de almas, haciéndose necesario contar con personal preparado en atender cualquier incidente generado por congestión, también advertimos que se trata de un rectángulo rodeado de edificaciones en los cuatro flancos, impidiendo desplazamientos hacia otras aéreas distantes de la aglomeración, luego reparamos que las cuatro esquinas de la plaza tienen salida por calles y carreras angostas en relación con la amplitud del escenario, dificultando al máximo una evacuación de urgencia hacia estos costados y, como lo decíamos anteriormente, la rodean edificios de oficinas que ante ciertas circunstancias deben permanecer cerradas por obvias razones. Total, sin ir muy a fondo y analizando superficialmente el escenario, concluimos que no es aconsejable para determinados eventos; un altercado entre asistentes ubicados al centro de la plaza es casi imposible de atender por parte de la Fuerza Pública, esto sin contar con la ingestión de bebidas embriagantes o el consumo de sustancias estupefacientes.

Sabemos que no es fácil restringir este espacio para muchas programaciones, pero sí recabo en la urgencia de diferenciar y medir el desarrollo de cada acto a efectuarse en él, tan apetecido y de difícil control. Teman y respeten la Plaza de Bolívar.