GENERAL (R.) LUIS E. GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Enero de 2012

Sorpresas del 2011

El año pasado trajo una carga interminable de sorpresas que debimos soportar los colombianos; una de las más representativas tiene que ver con el caso de Mapiripán, pues se convirtió en vergüenza para el país y diferentes entidades, especialmente las responsables de defender internacionalmente al Estado; aún se rumora en diversos sectores sociales la impresión vivida por el conglomerado al ver cómo la Fiscalía General cuando menos se esperaba destapó el escándalo del año descubriendo que en la masacre de Mapiripán figuraron falsas víctimas y grupos representativos de habitantes del lugar lograron indemnizaciones, sin tener una razón valedera porque sus familiares aparentemente asesinados se encontraban vivos.
Sobra recordar que el Estado colombiano fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y debimos pagar las indemnizaciones que venimos evocando; frente al asombro las reacciones no se hicieron esperar, el Presidente anunció quejas ante la Organización de Estados Americanos, por su lado la Contraloría notificó investigaciones a los funcionarios designados por el Estado para enfrentar las demandas, donde a la postre, serias investigaciones revelaron que el número de víctimas fue infinitamente menor. En cuanto a la Procuraduría, que no podía estar ausente ante semejante noticia, se pronunció solicitando de la Corte Suprema revisar aquella condena al general Jaime Uscátegui, el mayor sindicado y máximo perjudicado con la sentencia, quien debió vivir momentos de soledad y confusión indescriptibles. Qué vergüenza con la Fuerza Pública que tanto lucha por el bienestar y la paz del país, qué vergüenza con el país, convencido del profesionalismo desplegado por los defensores patrios, qué vergüenza con los colombianos convertidos en sinónimo de barbarie sin ser tan cierto todo lo ocurrido; ya los medios lo manifestaron en su momento “una muerte es suficiente para protestar”, pero cuando las cosas se sobredimensionan para buscar prebendas urge tomar medidas y estás todavía demoran.
Ante el ruido y alboroto para nadie fue un secreto que grupos de abogados, interesados en sacar partido de tal situación, buscaron recoger poderes y presentar denuncias, alentando las posibles víctimas con lograr sentencias económicamente atractivas al declararse damnificadas de actuaciones criminales cometidas por paramilitares. Pasados unos meses y analizando el escenario entendemos que podríamos habernos enfrentado a una organización constituida para adelantar demandas, atraída por las jugosas ganancias que pueden generar ciertas querellas, desprestigiado de paso el país al adolecer de programas orientados a evitar la violación de los Derechos Humanos en su territorio. Todo lo anterior está probado que ocurrió en el pasado, pero como se trata de avizorar al futuro sin olvidar la lección, no podemos retirar nuestra mirada auditando la justicia sobre el caso que nos ocupa y esperar que este tipo de situaciones no nos vayan a sorprender en los años venideros y las sorpresas del 2012 sean satisfactorias y positivas.