Policía 120 años
Cada 5 de noviembre día conmemorable de su fundación, la Policía Nacional festeja sus efemérides con varios eventos que a través de los años han forjado historia. Entre las actividades más representativas están los grados de nuevos oficiales, ceremonia central de la celebración donde el Presidente de la República gradúa un puñado de jóvenes que abrazaron la carrera policial.
En los aniversarios el Primer Mandatario pronuncia un discurso en el cual generalmente aplaude la callada labor del hombre policía y el cumplimiento de la misión por parte de toda la institución, palabras que recibe el mando con subordinación y respeto, agradeciendo el reconocimiento convertido en incentivo para el personal.
En este año la conmemoración se formalizó el 10 de noviembre, asistiéndome el honor de acudir a tan significativo acto para todos los hombres que en algún momento vestimos el uniforme de la Policía, y no puedo privarme de hacer un comentario ante las experiencias vividas en la jornada. Lo primero sería registrar los cambios en el aspecto arquitectónico de la Escuela General Santander, lugar donde por tradición se efectúa la graduación, por ser el alma mater de los oficiales de Policía; el progreso es evidente y el mantenimiento sorprendente. Lo segundo identificarme con la mayoría de asistentes, quienes reconocen la imponencia del acto, fundamentado en la parada Policía, donde los integrantes del destacamento mostraron entrenamiento, compromiso, disciplina y profesionalismo. Hacía mucho tiempo no asistíamos a una graduación tan imponente y sobria. Queda en deuda el mando con el señor Director de la Escuela.
Son muchos los aspectos a resaltar, pero quiero concentrarme especialmente en el discurso del señor Presidente. Pasará mucho tiempo para que la Policía Nacional reciba un homenaje como el rendido por el doctor Juan Manuel Santos en esta ocasión única y feliz. No escatimó el Primer Mandatario calificativos nutridos de consideración hacia el director de la institución, General Oscar Naranjo Trujillo, poniendo de presente su profesionalismo, lealtad y acierto en la dirección de los destinos policiales de cara al conflicto armado, seguridad del país, especialmente en el tema de la seguridad ciudadana, prosiguiendo con el sacrificio de los hombres en la lucha antisubversiva, colocando de ejemplo las víctimas aportadas por la institución en esta confrontación, proponiendo honor a los héroes y reivindicando la gratitud de los colombianos.
No podía faltar la referencia al abatimiento de “Alfonso Cano” en la operación Odiseo, resaltando la coordinación, entendimiento y compromiso reinante entre la Policía y las Fuerzas Militares, lo anterior precedido del recorrido por todas los procedimientos donde participó la institución como la operación Sodoma, poniendo fin al símbolo del terror “el Mono Jojoy”, para finalizar haciendo un pormenorizado recuento con actuaciones de relevancia policial adelantadas durante su gobierno. Muy expresivo y reconocido el señor Presidente.