Lo que ningún gobernante de un país desarrollado o dependiente de las naciones más avanzadas puede ignorar es la geopolítica del petróleo. Por tanto, apenas a un político alucinado, demagogo y utopista, se le puede ocurrir salir con el embeleco de pretender sustituir el petróleo existente en el país, dizque por aguacates. Sin que la propuesta de sembrar aguacates sea mala en sí misma, sino que los aguacates no sustituyen ni de lejos la industria petrolera y sus derivados, ni los ingresos que genera el petróleo. Lo más grave es que muchos electores votaron por el candidato que prometía sembrar aguacates y destruir la larga la industria petrolera por desconocimiento, a su vez, de los fundamentos esenciales del desarrollo y del comercio internacional. Lo anterior indica que le faltó madurez al candidato, lo mismo que a cuantos lo enfrentaron y votaron a su favor.
El petróleo es estimado como factor natural e industrial que contribuye al desarrollo y la civilidad de las naciones, puesto que la energía y el desarrollo de la sociedad moderna dependen en gran medida del mismo. Se pueden dividir las naciones entre las que tienen petróleo y las que carecen del mismo, como en las que no son capaces de explotar sus recursos. Estados Unidos logra en el siglo XIX, convertirse en potencia mundial, en gran medida por los ricos pozos que explota en su territorio. La otra gran potencia del siglo XIX es Inglaterra, que cuenta con multinacionales que explotan el rico mineral en diversos países. Ambas potencias en el siglo XX, juegan un papel determinante en paz y en guerra, en cuanto explotan y obtienen grandes utilidades con el negocio del crudo.
El petróleo es energía. La primera y la segunda guerra mundial tuvieron mucho que ver a fondo con la geopolítica petrolera, dado que en muchos aspectos el petróleo ha sido considerado como la sangre de la industria. La Alemania de Adolfo Hitler tuvo grandes problemas durante la Segunda Guerra Mundial, en cuanto no tenía petróleo y el entonces general Rommel no consigue coronar sus avances en los países árabes con jugosos pozos de oro negro. Hitler, al fracasar su invasión a Rusia, perdió la oportunidad de apoderarse de su petróleo, así que temporalmente se apodera de los yacimientos del mismo en Polonia. En alguna ocasión el gobernante de Portugal, Oliveira Salazar, comenta que debido a que su país no tenía petróleo, las potencias mundiales no se interesaron durante la Segunda Guerra Mundial en invadirlo.
Por supuesto, algunos países desarrollados sobreviven sin tener petróleo, más pagan un alto costo para conseguirlo. En cierta forma, hoy la guerra entre Rusia y Ucrania tiene que ver con el petróleo, que lo tienen ambos países. Rusia resiste la presión de la Unión Europea y los Estados Unidos gracias a que es una potencia petrolera, así su economía comparada sea del tamaño de Texas, mientras su capital humano en tecnología es muy rico. Y en la guerra de Israel con sus vecinos, el tufillo petrolero también está presente. La gran lucha mundial, desde mediados del siglo XIX, hasta hoy tiene mucho que ver con el petróleo.
En estos momentos de campaña electoral por la presidencia en los Estados Unidos, no se habla casi de Hispanoamérica, puesto que ese país explota sus recursos con mucho éxito y con Donald Trump, aspira a convertirlo en la primera potencia en energía del mundo. La China continental ha encontrado grandes yacimientos en su territorio y pretende conseguir la autonomía energética.
La Venezuela del comandante Hugo Chávez, de ser la primera potencia mundial en exportación de crudo, al atentar contra la misma se desinfla económicamente y hasta el día de hoy no levanta cabeza, pese a contar con excelentes y visionarios ejecutivos. Colombia, con los presidentes conservadores Mariano Ospina y Laureano Gómez, entra a competir en el mundo multimillonario del crudo. El primero devuelve a la Nación la concesión de Mares y el segundo funda Ecopetrol, el salto más espectacular al desarrollo del siglo XX.
Tenemos en la Casa de Nariño un gobernante anarco-socialista, que tiene la industria petrolera en crisis, con la caída de Ecopetrol, según dicen algunos expertos con la delirante pretensión de aniquilar la empresa. Varias compañías internacionales se han ido del país y otras hacen maletas. La acción de Ecopetrol se desploma a menos de la mitad y sus ingresos reales decaen continuamente…