Nuestra muy querida Claudia Morales escribió en su columna de El Espectador un artículo memorable, que produjo un verdadero cataclismo, clamando a los hombres y mujeres para que tengan el coraje de denunciar a aquellos “desgraciados abusadores” para que sean visibilizados y castigados.
Su silencio, me recuerda las hermosas palabras de Sor Juana Inés de la Cruz en uno de sus Estribillos: “Viva, reine, triunfe y mande: / que quien a morir se atreve / y paga lo que no debe, / bien la Corona merece / que en sus sienes se ennoblece; / y le es dos veces debida, / por suya y por adquirida / con una hazaña tan grande. / ¡Viva, reine, triunfe y mande!”
Debemos repudiar la violencia contra la mujer, visibilizar la agresión de las que son objeto en Colombia. Hagamos causa común pronunciando a una sola voz “a la mujer no se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa”
Claudia Morales tiene toda la razón al defender su silencio. Quienes la hemos conocido desde la universidad de La Sabana y sus prácticas inteligentes en el noticiero CM&, sabemos que tuvo muchos jefes, entre ellos uno que ella denomina “Él”, que si lo llegase a denunciar, las autoridades judiciales levantarían un muro para nunca hacer una investigación justa, se volverían ciegos, sordos y mudos ante la majestad del abusador.
El pueblo colombiano conoce muy bien que nuestra justicia se ha vuelto una justicia domiciliaria. Cualquier detenido goza de casa por cárcel, decir que la justicia era solamente para los de ruana pasó a la historia.
Si la policía detiene a un delincuente por hurtar un celular, al otro día este sujeto estará gozando de las comodidades de su habitación en compañía de su familia. También, si un alto ejecutivo es declarado culpable, el juez igualmente le asignará su domicilio como lugar privativo de la libertad.
Oportuna la propuesta presentada por Germán Vargas Lleras, para lograr “una mejor justicia” donde advierte contundentemente que la acción penal en materia de violencia intrafamiliar tiene que dejar de ser desistible. Se debe reformar la carrera del derecho para tener abogados más idóneos, reducir los tiempos de los procesos judiciales. Hay que hacer una lucha frontal contra la corrupción.
Martha Ordóñez, Consejera presidencial para la Equidad de la mujer, se ha preocupado por tener como objetivos fundamentales la prevención y la atención de todo tipo de violencias, especialmente la sexual y la intrafamiliar contra la mujer y la infancia.
Mientras la corrupción siga imperando con el cartel de la toga, el vencimiento de términos y la desaparición de expedientes, el miedo persistirá para denunciar, nunca lograremos una justicia digna.
Denunciar en estos tiempos es arriesgar la libertad, no sabemos si se convertirán en victimarios las víctimas.
Rogamos entonces a Dios un pronto cambio en la justicia, para que así las mujeres de forma valiente puedan hablar con dignidad.
Colofón: ¿Existirá justicia cuando el mismo presidente Santos sale a defender a un corrupto secretario general de la presidencia, que no ha demostrado su inocencia ni ante la Fiscalía ni ante la Procuraduría? Tengamos en cuenta que hasta la misma justicia ha sido violada.