GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Febrero de 2012

Progreso

 

 

Continúa la exposición de los diversos aspectos tratados en Superando la Corrupción (2011) de Bertrand de Speville que comenzó por la sugerencia de comparar los esquemas internacionales exitosos con el establecido en Colombia. Desde luego, conviene un compás de espera respecto a las innovaciones introducidas por el actual régimen presidencial, aunque vale la pena establecer las semejanzas y diferencias entre ambos.

Se ha avanzado, en esta columna, en lo que de Speville denomina “los elementos requerido en la lucha contra la corrupción” y, luego, “los pasos requeridos para su puesta en práctica”. Se avanza en la segunda parte. El autor citado es claro al advertir que lo más grave del problema se encuentra en el sector público, lo cual influye en la escogencia de los temas objeto de estudio. Señala, en el campo político, los procesos electorales, Colombia no es la excepción y es preciso mencionar, por ejemplo, los carruseles de la contratación, el clientelismo y las frecuentes demoras en las audiencias judiciales. Los asuntos distintos a la impudicia serán estudiados por la unidad central anticorrupción en caso de vincularse con los que tenga en examen. La comunidad puede decidir si hace las denuncias ante la policía o la referida unidad pero el Gobierno las encauzará por la segunda alternativa que, además, incluye las acusaciones contra la policía. Se pone atención a los comités, las encuestas y los forjadores de opinión. Los comités se ubicarán en distintos niveles de la unidad central. Debe auscultarse la opinión pública y, en ocasiones, esta vía puede sustituirse por la consulta a tales forjadores. Se considera de la mayor importancia la rendición de cuentas por todos los niveles de la entidad anticorrupción hacia, según el caso, el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y la comunidad representada por los medios de comunicación. Algunos de los comités participarían en el proceso.

Respecto a los funcionarios, han de quedar evidentes sus conflictos de interés, conocerse sus bienes e ingresos y los códigos de conducta aplicables serán sencillos y claros. Se crearán tribunales especiales para combatir la corrupción.

El autor insiste en que el éxito será esquivo y habrá fracasos. Se verán débil voluntad política, escasez de recursos, interferencias políticas, no creer en los beneficios de la lucha, falta de estrategia e irrespeto a la confidencialidad. Es preciso sobreponerse a tales y otros obstáculos y De Speville contempla el tema.