GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Septiembre de 2013

Valoración 

 

Nicolás Maduro culpa de fascistas a sus adversarios y, piensa quien escribe, que el mencionado mandatario debe sustentar y ampliar sus acusaciones. Conviene examinar diversas fuentes y ha sido la más útil El Fascismo (Alianza Editorial, Madrid, 2001) divulgada originalmente en inglés, en 1980; su autor, Stanley Payne, sostiene que el peor enemigo del comunismo fue el fascismo y tal hecho se observó en la segunda Guerra Mundial: aliados (comunistas y capitalistas) contra los fascistas (alemanes e italianos). Los comunistas adquirieron la costumbre de sindicar de fascistas a sus oponentes y los “socialistas del siglo XXI” la acogieron. Payne descalifica la concepción antisocialista del fascismo al existir demasiadas variedades del socialismo e inclusive encuentra rasgos similares entre el fascismo y el comunismo.

Lo anterior explica, en parte, la complejidad en hallar un “fascismo genérico” y a ello contribuye el que proporción significativa de los dirigentes fascistas surgen en agrupaciones políticas distintas a la citada, cual ocurrió con la procedencia marxista de Mussolini, ser el nacionalsocialismo sinónimo de nazismo y que el fascismo tiene siete subdivisiones: 1) nacionalsocialismo de Hitler. Se considera el modelo más avanzado y extremo y el único completamente controlado por el fascismo. Ver, respecto a su violencia, el capítulo II –“La noche de los largos cuchillos”, Grandes Dossiers del III Reich (Ediciones G.P., Barcelona, 1971) de Jacques Robichon, 2) El régimen de Mussolini, segundo gran esquema, “el partido estaba en gran medida subordinado al Estado y al sistema, en lugar de solamente al dirigente”. El totalitarismo no fue completo, 3) “los regímenes satélites fascistas o semifascistas establecidos por el imperio nazi durante la segunda Guerra Mundial”, 4) las dictaduras sincréticas generalmente con base militar y “un importante componente de partido fascista”, 5) “los regímenes autoritarios semipluralistas sincréticos”...“que trataron de montar un movimiento fascista semiburocrático” y fracasaron por lo regular, 6) “los regímenes autoritarios conservadores o burocrático-nacionalistas”, 7) “los regímenes sincréticos o semipluralistas estrictamente pretorianos”.

Se sugiere que Maduro pruebe, más allá de cualquier duda, la existencia del fascismo en Colombia y Venezuela y extienda el estudio al resto de la América Latina; sería interesante la inclusión de un aspecto tratado por Payne: las teorías sobre el fascismo y, en general, la evaluación de su aporte y el de otros autores pertinentes. Maduro puede realizar una contribución valiosa a la ciencia política latinoamericana.