GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Diciembre de 2011

 

M. Gorbachov

 

Darío Campos Rodríguez, historiador y profesor asociado de la Universidad Nacional, es autor del artículo “La URSS: vivencia de un final” (UN Periódico No. 151, diciembre 11, 2011). Residió en la Unión Soviética, como estudiante universitario, en esos días memorables del cese del mencionado ente político. Califica tal hecho así: “nos sentíamos orgullosos de vivir en una potencia mundial, en el polo que le hacía contrapeso a EE. UU”.

En lo personal, jamás se pensó en estudiar en la órbita comunista y, durante el bachillerato, en el Externado Nacional Camilo Torres, se tenía la ilusión de hacerlo en USA al nivel de postgrado. Se pudo gracias a la Fundación Rockefeller y dicha organización impulsó el ingreso a la Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, debido a la reputación matemática de su Facultad de Economía derivada de la presencia de Lawrence Klein, Premio Nobel. Quien escribe tenía buenas calificaciones en matemáticas pero no por habilidad espontánea, sino debido al esfuerzo en el cumplimiento de normas de la Universidad de los Andes. La preferencia personal, sin embargo, estaba por la Universidad de Columbia al conocer su programa de historia.

El artículo de Darío Campos es excelente. En forma alguna se le desaprueba, pero se le complementa con la apreciación del papel de Mijaíl Gorbachov.

Alguna teoría de la historia indica que es forjada por la gestión de grandes personalidades. Se entiende que tal factor es relativo pero la trayectoria de Gorbachov ¿le daría validez? Pensaría que la respuesta es afirmativa y se citan algunos hechos y circunstancias. Fue la figura principal en la finalización de la guerra fría entre la URSS y EE. UU y por encima de Reagan. La URSS, como fenómeno político, no podía ser financiada por la economía soviética: cuestión del déficit fiscal. Su éxito lo perjudicó políticamente en lo interno porque su nombre se asocia a la pérdida de relieve mundial de su patria en tanto se le aprecia en el Occidente. Gorbachov quería el paso a la socialdemocracia en concordancia con sus ideales de la perestroika (reestructuración) y glasnot (transparencia) y fracasó.

Suele decirse que la guerra fría mantuvo alerta a EE. UU en la senda del cambio y la tendencia se modificó al finalizar. Campos remarca la corrupción en la URSS y se está de acuerdo. La URSS no se volvió una sociedad igualitaria y la nomenklatura lo prueba.