GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Enero de 2012

Arias

La  revista Bocas (edición 4) contiene un reportaje, en prisión, a Andrés Felipe Arias. Causa impacto su primer mensaje: es inocente de todo lo que se le acusa, los alegados delitos son inexistentes, “hay definitivamente una mano oscura detrás y hay intereses tenebrosos detrás”. La Fiscalía General de la Nación está aparentemente en desacuerdo y, por el contrario, “confirmó su decisión de destituir e inhabilitar por 16 años al entonces ex funcionario” (El Nuevo Siglo, diciembre 14, página 13 A).
La situación descrita provoca un paréntesis tendiente a exponer la posición personal. Es factible que la perspectiva presentada por Arias se vea en la vida y la refuerza con mención genérica a militares en problemas. En otras palabras, puede ocurrir en la realidad (kafkiana o verdadera) y lo pertinente es llegar a la claridad absoluta. Se sugiere que la Fiscalía analice explícitamente la posición del exministro e igual se proceda en las sentencias que sobrevengan. El caso Arias, cuando culmine, en el sentido que sea, ha de ser objeto de un exhaustivo informe final (con su argumentación) y tal práctica debiera extenderse a todos los juicios por corrupción en aras de hacer obvia y convincente la labor gubernamental. Resumen parcial: puede verse en la praxis que un inocente sea castigado en lo judicial y/o social. Una alta prioridad de la justicia es evitarlo y deben despejarse todas las dudas.
Continúa el exministro. Se le “acusa de haber celebrado tres convenios de ciencia y tecnología con el Instituto Interamericano de Cooperación en Agricultura” de la OEA. Aduce que no ha incurrido en dolo y, además, “un documento del CTI de la Fiscalía dice que esos convenios están bien celebrados” y dicha opinión la refuerza Carlos Gustavo Arrieta. En consecuencia, “las pruebas a mi favor son demoledoras. lo mostraremos ante la Corte Suprema de Justicia.y por eso jamás consideré la posibilidad de asilarme”. Por lo anterior “Este es el mundo al revés. La Fiscalía ha logrado que quienes hicieron la trampa estén en libertad, a lo sumo en prisión domiciliaria y los funcionarios que creamos el programa (AIS) pensando en el interés general, estemos en la cárcel”. Asume una actitud comprensiva respecto a sus exfuncionarios Juan Camilo Salazar y Camila Reyes: facilitan “otro falso positivo de la Fiscalía” y media la “crueldad de la tortura psicológica y emocional”.