Este año en Colombia triunfó la propuesta del desorden, sus consecuencias están a la vista, no alcanzamos a asimilar contradictorias determinaciones y menos que el Cambio se entregue a manos de personas condenadas por la comisión de delitos, ahora gestores de paz.
El respaldo del Congreso al gobierno, en el cual conservadores y liberales, en contradicción con postulados históricos se declararon partidos de gobierno, miembros activos de una coalición extraña, ajena al sentido del voto depositado en las urnas por senadores y representantes choca.
Las frases de Feliz Año Nuevo suenan huecas, quienes las damos y recibimos en reuniones familiares sabemos que falta sustento a nuestros buenos deseos, pero aún así las pronunciamos con la esperanza de que cese la violencia y con cierta ingenuidad solicitamos un viraje administrativo.
Difícil entender al actual gobierno, realizo esfuerzos por captar su parte positiva, no la encuentro; sin embargo, los índices de las encuestas indican un volumen de aceptación, fenómeno que resalto. Personalmente no conozco al presidente de la República, ni tengo interés en hacer oposición, pienso simplemente que como vamos Colombia no saldrá adelante ni avanzaremos hacia la conquista de una sociedad más justa e igualitaria, ojalá que me equivoque, eso me alegraría mucho.
En lo internacional, con más de cien mil militares rusos caídos en el curso de la operación militar “especial” del presidente Putin que ha ocasionado también miles de muertos en las fuerzas armadas de Ucrania, de civiles e inocentes, de espantosa destrucción, cuando Europa sufre en pleno invierno los rigores del drama, insistimos en que termine la injusta ocupación y no se acelere la desaparición del genero humano en el único planeta recalentado que nos alberga.
Mala noticia la prolongación de la guerra con los peores resultados para la Federación Rusa y sus pueblos que tampoco merecen el futuro diseñado por los burócratas del Kremlin, dizque con el objetivo de exterminar el nazismo que fue derrotado hace casi ochenta años por los aliados con la activa participación de la Unión Soviética. El mundo sigue girando.
Del 2022 rescatamos la terminación de la pandemia, momentos gratos, satisfacciones personales, éxito en investigaciones científicas, realizaciones culturales, deportivas, artísticas, a pesar de las dificultades los seres humanos a través de los tiempos logran sobreponerse a las catástrofes naturales, a la perdida de familiares y amigos, a sinsabores que marcan.
Por estos días efectuamos el recuento de nuestras actividades y hasta donde es posible planeamos de la mejor manera el futuro, racionalmente tratamos de equilibrar cargas, sin muchas ilusiones nos impulsa el deseo de acertar, tal vez el 2023 resulte mejor de lo esperado.
La óptima forma de predecir el futuro es creándolo, no podemos borrar el pasado, asustarnos no es la actitud correcta, debemos eso sí contar con la capacidad para enfrentar lo que sea y advertir a nuestros dirigentes que los vemos inferiores a las circunstancias y les corresponde no persistir en errores. La consigna: cambiemos nosotros, hagamos que nuestra opinión cuente.