Haití fue el primer territorio de España, descubierto en el primer viaje de Cristóbal Colón en 1492. En 1773, la isla llamada Saint-Domingue, se dividió en una parte francesa y española. Se llamó Haití por sus aborígenes tainos. En 1804, liderados por Jacques Desaline, se convirtió en el primer país de América Latina en ser un Estado de esclavos libre, respetando los derechos humanos. Posteriormente se independizó República Dominica en 1821.
Haití fue el primer país en tener una declaración de los derechos humanos y recordemos que destacó por el apoyo a Simón Bolívar cuando éste inicio la lucha independentista de la Gran Colombia.
En el siglo 20 entre (1916-1934) lo invadió Estados Unidos con el fin de expoliar sus recursos naturales, influenciándola geopolíticamente por su ubicación.
Prácticamente ha sido un estado fallido desde que se independizó. En el siglo 20 tuvo la dictadura de ‘Papa Doc’ Duvalier, que con su hijo Jean Claude, gobernaron durante tres décadas.
Los Duvalier, para detentar y permanecer en el poder, crearon en 1951 una milicia o guardia pretoriana, llamada Tonton Macoputes, que sembró la violencia. Fue la época del terror de Haití. Cuando fueron derrocados, este ejército se convirtió en seguridad de otros políticos, bandas paramilitares y extorsionistas, sembrando más violencia.
Hoy se ubica entre los países más pobres del mundo con Burundi y Sierra Leona en el África. Al independizarse de Francia quedó con una deuda obligada de 150 millones de francos, que con intereses ascendió a USD 7.000 millones.
La pobreza y la corrupción han sido los factores detonantes de este país, caracterizado por constantes golpes de Estado y presidentes asesinados.
En 1995, Jean Beltrán Aristide decidió disolver las fuerzas militares y creó una seguridad que cuando lo derrocaron siguieron los pasos de los demás guerrilleros. Éstos, en 2004, crearon al Frente Revolucionario de Haití y Progreso de Haití. Hoy secuestran, extorsionan, matan, roban, atacan cuando quieren e imponen su ley en todos los barrios y regiones del país.
Jovenel Moise, quién era su presidente en el 2021, enfrentó muchas protestas por presunta corrupción. Fue asesinado y un grupo de seguridad colombiana estuvo aparentemente involucrado. Desde que murió se ha recrudecido la violencia, llegando a 20 asesinatos por cada 100 personas y dos secuestros por día. Las instituciones colapsaron, los miembros del Legislativo renunciaron y además las bandas se adueñaron del negocio del narcotráfico, haciéndose llamar G9, quienes se tomaron a Puerto Príncipe y quieren el poder para su comercialización.
La ONU ha alertado de los altos niveles de hambruna de sus 12 millones de habitantes, la mitad son niños, sumándose a esto una epidemia de cólera. No mandaron los cascos azules, por sus malos antecedentes, pidiéndolo al ejército de Canadá y México que ayudaran por sus experiencias contra el crimen organizado, pero no se ha concretado. Lo mismo han hecho con Bukele, del Salvador, con la esperanza de imponer mano dura. Haití tiene 14.000 efectivos policiales, su capacidad carcelaria es de 2.143, pero la población en cárceles supera los 20 mil.
Hasta hace unos días lo gobernó Ariel Henry, quien solicitó la intervención internacional dada la guerra civil, la caótica violencia y hambre. En su reemplazo se nombró una Comisión de Transición con siete miembros que debe organizar elecciones democráticas.
En el futuro es improbable que este país se estabilice. Este es el mejor ejemplo de lo que puede pasar si empoderamos a los delincuentes. Dios nos libre. Hay que tener paciencia y observar si la Comisión logra organizar los comicios. No es justo que este país signo de libertad, por sus malos dirigentes, haya quedado en el estado de miseria y sumido en la desesperanza.