No tengo el disgusto de conocer personalmente al señor Hollman Morris quien, por lo pronto, me parece un ser de otro planeta, de otra dimensión, como que no cuadra en el tiempo ni en el espacio convencionales. Dice ser bogotano, como su padre y abuelo y que algún antepasado lejano suyo era inglés, pero mantiene intacta su pinta de raigambre amerindia; estudió comunicación social en la Universidad Javeriana -como yo- y no en el Externado, de donde suelen egresar los más distinguidos progresistas, como Daniel Coronel y el propio Juan Roberto Vargas, aunque en las aulas jesuitas también se cuecen habas de renombre, del mismo jaez, como Jorge Alfredo, de igual apellido, en cuyo programa de carcajadas, por Blu radio, presentan tardemente a un personaje llamado “Juan Mamerto”, como para “dejarnos de Vargas”.
Comunicadores Javerianos y externadistas han sido perfecto micrófono para el proyecto del “cambio” en que nos metió un presidente egresado de ese segundo claustro, donde estudió economía, pero aprendió de todo un poco, con notas de excelencia en diplomados sobre “cómo destruir una ciudad capital y un país capitalista entero en menos de cuatro años”; luego de clases se vino a topar en el camino de la vida con Hollman, futuro compañero de rumbas fuertes, quien a la postre habría de convertirse en uno de sus discípulos amados, bien remunerado en su alcaldía, donde gerenció Canal Capital; luego de ser concejal progresista retornó a la administración pública, ahora como gerente de RTVC, entidad que ordena todo lo relacionado con la programación, producción y emisión de TV de propaganda mamerta oficial eficaz, cual Goebbels después del “tufo”.
Pero Hollman no cuadra en el sano ambiente familiar: su exesposa lo denunció por agresión física y por colgarse en la cuota alimentaria de sus retoños y lo aventó por tener graves problemas de consumo de alcohol y sustancias alucinógenas; siendo concejal, otra chica lo denunció por acoso sexual y laboral y otra, de apellido De La Torre, hizo lo propio, y recientemente la directora de Señal Colombia, Silvana Orlandelli, se quejó con la gerente de RTVC, Nórida Rodríguez, porque desde que llegó Hollman “el panorama a nivel laboral se tornó hostil, agresivo, ofensivo y con permanentes abusos y faltas de respeto en contra de la dignidad y derecho”. Para escudriñar todos estos escándalos se ha encargado la reconocida y hermosa periodista caleña, igualmente progresista, Vanessa De La Torre, quien tiene la firme determinación de darle en la ídem a su copartidario, el muy acosador de “morris” (perdón, de marras).
Tampoco cuadra en el tema contractual, porque las cuentas no le cuadran, le han endilgado urdir subcontrataciones que representaban un posible detrimento patrimonial y El Colombiano ha revelado que resultó ser contratista de la administración de “Pinturita” en Medellín a través de pagos por publicidad pautada en medios de comunicación que parecen ser unos “pintados en la pared”; y lo peor, se ha especializado en la promoción y protección de los derechos humanos, tema en torno del cual ha obtenido títulos, honores y premios nacionales e internacionales, para horror de Vanessa y de todas esas víctimas inocentes que miran en el “mirror” de su hall el reflejo del trato cruel e infamante por parte del muy “inhumano humanitarista”, sir Hollman Morris.
Post-it. Maduro acaba de nombrar a Álex Saab como presidente del Centro Internacional de Inversión Productiva de Venezuela (¡Ciip!).